Psique

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     —¡Esto es inaudito! —exclamó la senadora Chuchi, levantándose de su silla con indignación en sus palabras. A su lado, la senadora Amidala compartía el sentimiento, solo que sin expresarlo tan eufóricamente—. Honorables miembros del Consejo Bothan, no fue la República quien inició las actividades hostiles en su sistema, nosotros fuimos atacados repentinamente por las fuerzas separatistas mientras realizábamos una misión de prospección debidamente autorizada por su gobierno.

     —Una misión de prospección no implica el establecimiento de una base militar en Mandell —respondió la senadora separatista Voe Atell—. Esa es una clara violación a la declaración de naturalidad que el gobierno bothan noblemente ha mantenido hasta ahora.

     —La instalación militar respondió a la necesidad de salvaguardar la vida de uno de nuestros grupos prospectivos ante la presencia previa del ejército droide en el planeta —agregó Padmé, de forma recatada pero firme.

     —No obstante, ustedes ya contaban con un puesto de avanzada ahí —increpó Punn Rimbaud, sentada al lado de Atell. La gran mesa elíptica era el campo de batalla de una docena de pares de ojos, todos intercambiando miradas furtivas entre sí, recelosos y cuidadosos de las negociaciones que parecían estar dirigiéndose a un punto muerto—. ¿Acaso eso no es una presencia militar previa?

     —El puesto Sigma realizaba investigaciones científicas sobre el ecosistema del área —alegó Padmé—, está bien documentado en los registros, sin mencionar también que se recibían visitas constantes delegaciones supervisoras; sus acusaciones son infundadas.

     —La Alianza Separatista tiene fuertes vínculos comerciales con los bothan —continuó Atell.

     —¿Esos vínculos comerciales incluyen la movilización de un ejército en el sistema? —inquirió Riyo. Tomó aire, y se dirigió a los consejeros bothan a su izquierda que escuchaban los alegatos de ambas partes—. La República respondió a un ataque planeado y perpetrado por los separatistas, nosotros nunca tuvimos la intención de traer la guerra a este sistema. Estoy segura que su buen juicio será igualmente aceptado por todos nosotros, honorables consejeros. Si ustedes lo decidiesen, ahora mismo nos retiraríamos pacíficamente de su territorio.

     —La guerra se expande, senadora Chuchi —respondió Karral, uno de los consejeros bothan ancianos—. Bothawui quiere mantenerse alejada de ella. Somos neutrales. —Lanzó una rápida mirada a sus compañeros, estos le asintieron con la cabeza permitiéndole continuar en su nombre—. El mundo colonia de Mandell tiene raíces ligadas a los jedi, el descubrimiento del denominado... —miró de rojo el datapad que yacía delante suyo sobre la mesa— el Templo de las Arenas lo confirmó. Comprendemos su total preocupación e interés en explorar parte de su historia, pero no podemos tolerar una afrenta directa a nuestra soberanía.

     —Es una mirada a ambos bandos —señaló Yuk'wal, segundo consejero principal. El blanco de su pelaje indicaba su avanzada edad y su rango, tenía los ojos negros con vetas doradas y un gran collar plateado colgando de su pecho con el símbolo de una medialuna en el dije—. No olviden, senadoras de la Alianza, que su general Grievous trató de invadir nuestro sistema hace poco más de un año, ¡y ahora está de nuevo en nuestros mundos colonia! —Golpeó la mesa con el puño, pero el resto de su cuerpo no se movió. Tuvo cuidado de no perder las casillas—. No es la primera vez que el sistema bothan se ve amenazado tanto por la República como por la Confederación. ¿Qué nos asegura que ninguno de ustedes dos intentará someter a Bothawui en un futuro?

     —Las acciones del general Grievous fueron precip...

     Rimbaud quiso hablar, pero Yuk'wal la interrumpió de súbito con un siseo.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora