Secuestrados

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     —¡Cubran el flanco derecho! —gritó Dans y un par de tiros de plasma rojo impactó en la pata del caminante AT-TE justo encima de su cabeza.

     —¡Teniente, rompimos la barrera oeste! Los droides se reagrupan en el corredor principal —avisó Carter desde detrás.

     La noche de Felucia era una maravilla adornada por la guerra, las plantas brillaban por si mismas en un espectáculo bioluminiscente natural al que se le sumaba la lluvia de plasma rojiazul de ambos bandos. Las junglas del norte eran el hermoso campo de batalla final para la toma del planeta.

     —Significa más presión en este lado —se agachó para cubrirse de los disparos—, ¿tenemos alguna noticia del general Plo Koon?

     —Su batallón está tomando posición en la cresta superior, ya alcanzó el punto de reunión —informó el clon.

     —No podemos quedarnos atrás —dijo y recargó sus blásteres con dos cartuchos nuevos—, contacta con el general Skywalker e infórmele que estamos por posicionarnos en el hito doce.

     Acto seguido arrojó una ráfaga de plasma hacia el escuadrón de unidades B1 que tenía más cerca. Los proyectiles de cada caminante dejaban hoyos en la tierra, huecos que conforme iban ganando terreno, las tropas de la República usaban como pequeñas trincheras de las que responder el fuego.
     El lado separatista no se esperó una ataque tan pronto, el primer golpe llegó completamente de imprevisto, se destrozaron los tanques estacionados en la parte llana del terreno y las tropas de a pie se vieron obligadas a replegarse hasta una segunda línea desde la cual empezó la batalla.
     El grupo del general Skywalker tomó el paso del este, la zona más accesible, tenía el objetivo de alcanzar el punto de reunión con los dos acorazados juggernaut que prestaban apoyo logístico a la avanzada y asegurar el asedio de la base enemiga.

     Corrió hacia el frente, lanzó una carga de detonita y dirigió la boca de sus armas hacia los autómatas que trataban de levantarse; apretó los gatillos con fuerza y entonces una unidad B2 le atinó un disparo en el pecho, Dans cayó al suelo por el impacto, Carter fulminó al droide mientras que Sanders se volcaba apresuradamente sobre su teniente.

     —¿¡Señor!?

     —¡Vivo, vivo, sigo vivo! —le faltaba el aire, había visto parte de su vida pasar frente a sus ojos. Se agarró desesperadamente el pecho y se descubrió la gabardina para dejar entrever la ligera coraza que llevaba sobre la camisa—. ¡Joder!, madre bendita de todos los cielos —se persignó y Sanders lo ayudó a levantarse—. Estuvo cerca, ¡cerca te digo!

     —No se nos vaya tan rápido, teniente —agregó Jax, recostado sobre la tierra con su rifle de francotirador.

     La batalla que les había tocado era complicada, la resistencia separatista tenía demasiada cadencia de fuego, los clones apenas y podían mantener su constante avance, pero todo era porque Dans quería tener las bajas al mínimo posible. Quizás por eso los clones seguían al pie de la letra cada indicación que él les daba. Hubieran llegado al punto de reunión aproximadamente media hora antes, pero eso a costa de un gran número de vidas; «impensable», se dijo Dans en sus adentros y ordenó un ataque precavido y calculado. 

     Observó con detenimiento al batallón droide en retirada, todavía quedaban muchos y el tiempo se les iba acabando. Envió un escuadrón al mando de Axes a atacar desde la espesura de la selva mientras que el grueso de sus fuerzas seguía presionando el deforestado corredor principal. Aquella avenida maltrecha resultó ser la vía de desplazamiento secreta que Grievous instaló para enviar refuerzos desde la base hasta los siete puestos de avanzada capturados por la República; un reconocimiento rápido por parte de John dio con ella por causalidad y ahora Dans la usaba como ruta para atacar el lado sur.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora