La pesada maza hizo un pequeño cráter en la tierra cuando impactó de lleno sobre ella. El polvo se levantó como una bruma. La arena se remeció. El primer ataque de la contienda había sido esquivado y las huellas en la arena dibujaron un caos arrastrándose bajo el par de pies que soportaban un peso mutuo.
Dans giró al instante, movió la espada de acero de su mano izquierda en paralelo al suelo y trató de cortar a Atrax por debajo del codo, pero el mango de la maza llegó a tiempo para impedírselo. El choque chirriante del metal contra el metal provocó que saltaran algunas chispas. La arena se descorrió de súbito. Luego, el crujir de las piedras bajo los borceguíes con punta de metal de Atrax anunció el siguiente golpe. De nuevo Dans solo tuvo un segundo para evitar el impacto. El gigante frente a él era un monstruo por completo, tenía tanta fuerza que blandía el enorme maza como si fuese una leve pluma, sabía que un golpe directo le destrozaría las costillas y las vértebras; debía ser cuidadoso.
Otro golpe, otra polvareda y el estremecer de la arena acompañado de los crujidos de las pequeñas rocas que se fragmentaban en pedazos aún más pequeños.
Ahora le llegó el turno de atacar; Atrax era fuerte pero no muy ágil; se deslizó hacia un costado y arremetió contra la pierna izquierda del pantorano, este volvió a impactar su maza contra el suelo apuntando a su cara. Dans apenas pudo moverse antes de que le pudieran destrozar el cráneo; sintió cómo sus nervios disparaban las alertas por todo su cuerpo. Tensó los músculos del abdomen, viró, y se reincorporó con un pequeño impulso al mismo tiempo que recuperaba la guardia, pero una embestida inesperada lo lanzó tres metros hacia atrás devuelta al polvo.El clamor de los hombres que miraban desde el palco resonó en las frías paredes cerradas del coliseo, la blanca luz artificial de los reflectores que iluminaba la arena caía como una cascada. La duquesa seguía inmutable, el barón Khall sentía el regocijo entre los dientes y el dinero entre los dedos, los demás aristócratas intercambiaban miradas de aprobación y tranquilidad.
Las primeras gotas de sangre que mancharon la arena pálida cayeron de la nariz de Dans; sentía una presión enorme, el golpe lo había desorientado un poco, pero se recuperó al instante. Rígidamente se limpió con el dorso de la mano y volvió a levantar las espadas en dirección a Atrax, este lo miró a los ojos, había un aire gélido alrededor de ellos; Riyo apretó tensamente los puños sin dejar de mirar el encuentro.Un fugaz movimiento de parte de Dans reanudó el combate; arremetió como una sombra rasgando el piso con las puntas de acero y blandió el filo izquierdo con toda la fuerza de su brazo. Atrax respondió el ataque con un golpe de su maza de hierro, los dos cuerpos se encontraron en medio, la estocada había sido detenida por la dureza del mango del arma del pantorano. Dans trató de atacar con la otra espada, apuntó al cuello, Atrax reaccionó antes de que le cercenaran la cabeza y le dio un puñetazo en el rostro para luego hacerse hacia atrás y acomodar mejor su maza.
Los músculos del hombre sintieron bajos espasmos, la herida en su brazo derecho comenzó a dejar salir hilillos de sangre, el corazón le empezó a latir con celeridad y la respiración se le tornó más pesada. No estaba sano del todo, sabía que por eso su resistencia había decrecido demasiado, tampoco pudo imbuirse en el trance ni tenía algún paquete de estimulantes para resistir. Tenía que hacerlo con su propia habilidad, si es que acaso esta podía servir para hacer frente a la bestia que tenía delante... Sí, podía hacerlo, había hecho frente a bestias más salvajes y más mortíferas desde mucho antes sin ayuda de nada más que de sí mismo, solo tenía que encontrar una abertura en la defensa de Atrax, pero era imposible mientras no tuviera más contacto con él.
—¿Qué pasa, chico? ¿Estás cansado? —inquirió Atrax mientras le daba vueltas a su maza.
Dans escupió la sangre que tenía en la boca, movió su mandíbula y se reincorporó a la par que hacía tronar los huesos de su cuello y sujetaba ambas espadas con dureza. El puño que había recibido era demasiado peligroso.
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Entre Estrellas: A Star Wars Fan History I
Science Fiction¿Y si una persona de nuestro mundo, La Tierra, terminara varada en la galaxia de Star Wars? ¿Cuál sería el viaje que ocurriría? ¿Qué significaría? ¿Qué misterios lo hicieron posible? Descúbrelo y veamos qué nos depara este relato. Primera entrega d...