Nolan se mostraba curioso comprobando la ropa que le estaban poniendo, según las palabras de Pietro era mostrar su figura como doncel en el palacio. Sentía que era demasiado molesta ya que no le dejaba moverse tan bien como quería. La pretina del pantalón le apretaba demasiado la cadera, a lo largo de sus piernas sentía que la tela estaba demasiado pegada, se avergonzó un poco al verse al espejo, estaba acostumbrado a los pantalones amplios y gastados que le compraba su padre.
-¿Debo de llevar esto? – el guardián asintió orgulloso de su doncel. - ¿Tenía tanto trasero? Papá siempre decía que no. – se quejó. - ¿Y esto? No puedo moverse bien, Pietro. – le hizo una mueca de tristeza.
-Señorito Gardener, como futuro del duque debe vestir así. – Nolan cruzó los brazos enfadado. – Le queda perfecto, los modistas han hecho un gran trabajo.
-Es molesto. – resoplo. – Y me aprieta mucho aquí. – señalo su parte intimida. – No me gusta, además la camisa es muy extraña.
El doncel frunció el ceño antes de empezar a jugar de nuevo con las mangas de la camisa, le parecía muy gracioso que fueran abultadas, podrían esconderse muchas nuevas en ellas, si es que lo dejaban a solas. Lo que no le convencía era llevar su pecho casi al descubierto, dejado ver un trozo bastante grande de piel, que se disimulas con una especie de cuerdas. Nolan suspiro al verse vestido de aquella forma tan estrambótica a su parecer.
-Va a asistir a un desayuno con la señorita Evangeline. – le recordó el guardián. – Luego irán a dar un pequeño paseo, ya que quiere enseñarte el jardín de palacio. Simba os acompañara después del desayuno.
-Esto es ridículo. – volvió a insistir. - ¿Por qué no puedo ponerme mi ropa? Papá me la regalo para mi cumpleaños.
-Señorito, esa ropa no la puede volver a usar en palacio. – el doncel le gruño. – Nuestros modistas se encargaran de confeccionarle toda su ropa, no debe preocuparse.
-¿Dónde está la túnica que me dio mi papá? – Pietro se mantuvo recto. – No creas que no he visto como se lo llevaban cuando me fui al baño ¿Dónde está mi túnica?
Pietro sonrió para ganarse de nuevo su confianza, le había servido durante el viaje y el primer día que estuvo en palacio, pero Nolan estaba muy enfadado en ese momento como para dejar que lo volviera a engañar. El guardián no respondió a su pregunta, así que Nolan uso su única arma en ese momento, con suma delicadeza dejó que sus ojos se llenaran de lágrimas, había conseguido que Pietro le diera un dulce más usando ese método, así que no dudo en volver a hacerlo, el guardián suspiro antes de responder.
-Los criados se lo llevaron junto a su ropa. – el doncel entrecerró los ojos. – Usted ya no necesita todo eso.
-Es un regalo de mi papá. – le reclamó furioso. – Quiero que me lo devuelvan todo y quitarme esta ropa extraña, Pietro.
-Señorito, me temo que no puedo cumplir tu deseo está vez.
Nolan se negó a moverse de la habitación hasta que le devolvieran todo lo que era suyo, no le importaba llegar tarde al desayuno. Ni tampoco que Evangeline se enfadara con él, los intentos de Pietro de convencerlo no sirvieron de mucho. El doncel se sentó en el mismo sillón donde había estado su guardián la noche anterior, no atendió a las advertencias de este cuando le dijo que estaba sucio.
-La señorita Evangeline le está esperando. – Nolan lo ignoro y subió a Simba a sus brazos. – Aquella ropa estaba sucia y rota, no es adecuada para usted. – el doncel suspiro.
-Esa ropa me la compro mi papá, le costó mucho dinero conseguirla. – acariciaba la espalda de Simba para calmarse. – Es de la mejor tienda de Phoenix, la necesito, me gusta mucho.
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomanceUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...