CAPITULO 94

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Nolan observaba con curiosidad a ambos guardianes, desde hacía unos días habían discutiendo con frecuencia, siempre retándose con ver quien conseguía hacer algo antes que el otro, o por quien era más rápido sirviendo a sus amos.

Evangeline solía provocar a Drystan causando que se distrajera, Pietro sonría triunfante cuando ganaba de nuevo alguna de sus apuestas, como castigo el otro debía hacer cualquier cosa que le pidiera el otro.

-Has estado rígido últimamente, Drystan. – Pietro sonrió con una maldad que no era propio de él. – Creo que te vendría bien un poco de ejercicio ¿verdad, señorita?

-Sí, ha estado fanfarroneando estás últimas semanas. – el guardián puso los ojos en blanco, Evangeline seguía enfadada con él. - ¿En qué estás pensado? Pietro.

-Señorito ¿Cuánto cree que tardaría en llegar a ese árbol de ahí? – señalo el que estaba al final del camino, donde normalmente iban de picnic. – Debido al embarazo, te cansas mucho ¿verdad? – Nolan asintió. – Drystan, podrías llevar al señorito hasta allí.

El doncel se sonrojo cuando Drystan se acercó a él y le pidió permiso para poder llevarlo en brazos, Evangeline lo miraba de reojo, como guardián debía seguir sus instrucciones, si Nolan se negaba, Pietro debería pensar en otro castigo.

-¿Estás seguro? – Drystan asintió, con una pequeña sonrisa, podía escuchar la risa de Pietro a su espalda.

-Señorito Nolan, su vientre cada día está más abultado, y sus piernas se cargan con facilidad, es un honor para mí poder ayudarlo. – el doncel hizo una mueca que preocupo a Drystan. – Ha comido muchos dulces, la señorita quiere alimentar bien al bebé Edevane y...

Pietro entrelazo los dedos, Nolan no soportaba escuchar que le dijeran que estaba engordando al haber dejado su dieta un poco apartada, Lennox le permitía comer todo lo que quisiera y no fuera malo para su bebé. Las muecas de timidez de Nolan se transformaron en furia hacía el guardián, Pietro aparto la mirada para que no lo vieran riéndose.

-Señor Picard, nunca debe decirle a un doncel embarazado que está engordando. – le explicó Rudolf, al mismo tiempo que Nolan le daba la espalda. – No les gusta escuchar que alguien insinúe que están comido mucho.

-Deberías tener más cuidado con lo que le dices al pequeño doncel. – se burló Pietro. – Debería recordarte que el duque fue castigado por su esposo por decirle que tenía más barriga. – suspiro. – Aún te falta mucho para poder hacerte cargo del señorito por ti solo.

Drystan miro con rencor a Pietro, esperando el próximo castigo, pero su compañero le pidió que esperara. Mientras Rudolf seguía a Nolan, Evangeline intentaba tranquilizarlo diciéndole que el guardián no quería insinuarle lo que estaba pensado, a lo que el doncel le hizo muecas. Él mismo sabía que había engordado, la ropa le quedaba más pequeña y le molestaba llevar pantalones, así que se estaba apropiando de ropas holgadas para estar cómodo.

-Lo has hecho a propósito ¿verdad? – Pietro negó con la cabeza. – Sabias que el pequeño doncel se enfadaría, por eso has propuesto que lo llevara hasta el árbol del picnic.

-No sé de qué me estás hablando, Drystan. – encogió los hombros fingiendo ignorancia. – El señorito estaba cansado, y yo no puedo ayudarlo como quisiera, por eso te pedí el favor de que tú lo hicieras, no era una tarea difícil. – le señalo a Rudolf. – Él lo está haciendo bastante bien, incluso hace reír al señorito.

Pietro paso cojeando por su lado, a veces, Drystan sentía compasión por él, la recuperación de su compañero estaba siendo más lenta de lo habitual, y había escuchado sin querer al doctor mientras le decía que ya no podría correr o moverse igual que antes. Al principio pensaba en dejar la pequeña discusión apartada, pero Pietro siempre terminaba provocándole.

-¿Cuánto tiempo...? – no fue capaz de terminar la pregunta. – El pequeño doncel te dejaba descansar hasta que te recuperaras ¿Por qué no lo aceptaste?

-Me da miedo dejarlo solo. – respondió sin mirarlo. – Como sabes, el señor Gardener me pidió que lo cuidará.

-¿Te duele mucho? - no hubo ni respuesta ni reacción. – El pequeño doncel estaba muy preocupado por ti, no quiso separarse de tu lado en ningún momento, el doctor Wilhmer le dijo que era muy grave.

-Puedo soportarlo ¿te estás preocupando por mí? – Drystan negó con la cabeza, debía mostrarle que seguía enfadado con él. – Creía que sí, la señorita Evangeline me dijo que te ofreciste como voluntario para cuidar del señorito hasta que yo me recuperara.

-No me acuerdo de haber dicho algo como eso. – gruño avergonzado. – La señorita puede habértelo dicho por compasión, no creas que te ayudaría, ya no me caes bien, Pietro.

-Gracias. – sonrió con sinceridad, haciendo que las mejillas de su compañero se sonrojaran. – Yo también confió en ti.

Drystan caminaba a la velocidad de Pietro para no forzarlo, se quedaron callados por el resto del camino mientras observaban como Rudolf jugaba con Nolan, el pequeño guardián no cumplía con todos los reglamentos, al igual que ellos, muchas veces se olvidaba de su puesto, aunque siempre le hablaba con formalidad a sus señores, incluso a ellos.

-¿Crees que se convierta en un buen guardián? – pregunto Drystan distraído. – La señorita dice que le falta muchos años para poder llegar a ser un guardián de renombre.

-Nosotros fuimos como él al principio ¿o acaso no lo recuerdas? – rio con nostalgia. – Recuerdo que el primer día como guardián del señor Lennox, tropecé y caí delante de él. – rasco su nuca con timidez. – El duque Javaid me regaño por mi torpeza, y me castigo por hacerle perder el tiempo, fue la primera vez que vi al señor Lennox sonreír, me sentía orgulloso de mi torpeza, aunque después me empezaron a dolor las rodillas. – suspiro. – El duque Lennox me escondió para que no me castigaran, al final nos castigaron a los dos. Nunca me ha reclamado por lo que paso aquel día.

-¿Por qué le hablaste al duque Lennox sobre mí? – Pietro lo miro de reojo. - ¿Qué le dijiste para que me permitiera ser el guardián de la señorita Evangeline?

-Es un secreto. – Drystan se puso delante de él, para impedir que siguiera caminando. – No te lo puedo decir, el duque Lennox puede mandar que me corten la lengua si lo hago.

-Habían aprendices mejor cualificados que yo, al principio pensé que me había elegido por ser hermano de Tristán. – Pietro volvió a reír. – Luego me entere que fuiste tú quien se lo pediste ¿Por qué?

-Me había olvidado de lo pesado que eres a veces, prefiero que sigas enfadado conmigo. – refunfuño. – No hablas, y es más cómodo para mí, termino con dolor de cabeza de escucharte. – Drystan golpeo su hombro.

"No conozco a nadie más leal que Drystan, testarudo y leal, mi señor", nunca se iba a decir. 

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Pietro quiere añadir algo más a la descripción de Drystan. Su compañero es el hombre mas extremadamente pesado de palacio, muy por encima de las ordenes de Nolan, ya que Drystan siempre querer la respuesta de todo, aunque no sean necesarias. 

Espero que os haya gustado :)

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¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora