CAPITULO 7

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El palacio de Edevane se vio alterado por el grito de su pequeño doncel, como ya era habitual, Nolan no permitía que nadie entre con él al baño, así que tanto Pietro como las doncellas tuvieron que quedarse fuera. Su guardián se quedó esperándole en la puerta del baño, no podía alejarse del lado de Nolan.

-Señorito, señorito... - Pietro golpeaba la puerta con nerviosismo mientras intentaba llamar la atención de su doncel. - ¿Qué ocurre?

El silencio aterró al guardián, a su lado, Simba ladraba alarmado por el grito de su amo. Por más que llamaran a Nolan este no respondía, así que Pietro pidió que alejaran a Simba de su lado para poder abrir la puerta a la fuerza, el doncel siempre usaba el pestillo para asegurarse de que nadie entrara.

-Llamad a los demás guardianes y al doctor Wilhmer. – grito Pietro antes de abalanzarse a la puerta. – Señorito ¿se encuentra bien?

Tras varios intentos fallidos, Pietro pudo abrir la puerta del baño, el guardián busco con impaciencia al doncel, le faltaba el aliento. Simba seguía ladrando a su lado intentando escapar de las manos de la doncella que lo cargaba. La habitación del doncel no tardó en llenarse de guardianes.

-¿Qué está sucediendo? – Pietro pidió silencio, cuando encontró a Nolan en un rincón. - ¿Han atacado al doncel?

Nadie respondió, se quedaron mirando los movimientos de Pietro y esperando una orden de su parte para moverse. Nolan se encontraba escondido en el pequeño hueco que había entre la bañera y el toallero, el doncel escondía el rostro entre sus manos mientras lloraba en silencio, ni siquiera levanto la cabeza al escuchar a Pietro, este se arrodillo delante de él con sumo cuidado para no asustarlo.

-¿Se encuentra bien? – no pudo entender las palabras del doncel. - ¿Qué ocurrió?

Pietro no se fijó que le faltaba la parte inferior de la ropa, hasta que Nolan señalo los pantalones que había usado aquella noche, junto a su ropa interior. El doncel siguió durante unos minutos hasta que su guardián logro calmarlo, que Simba se escapara de los brazos de la doncella también sirvió, el cachorro se sentó al lado de su amo y lamió su mano para llamarle la atención.

-Ellos no entraran si usted no lo permite, así que puede estar tranquilo. – Nolan suspiro antes de levantar la cabeza. – Me gustaría saber que ha ocurrido y si se encuentra bien.

-Sangre... - susurro para que no le escucharan, Pietro se acercó un poco a él para comprender lo que estaba diciendo. – Sangre. – repitió con miedo. – Mucha sangre.

Con el pie señalo la ropa que había tirado y volvió a esconder su rostro con vergüenza al ver como el guardián la inspeccionaba con cuidado. Nolan sollozo cuando Pietro le dijo que no ocurría nada y le tendió la ropa a una de las doncellas.

Con la llegada del doctor, los guardianes y las doncellas salieron de la habitación. El doctor Wilhmer tuvo que entrar al baño, ya que Nolan se negaba a moverse de aquel hueco, le fue complicado revisarlo, tan solo dejaba que Simba se acercará a él.

-¿Siente algún malestar? – el doncel asintió sin decir ni una sola palabra, Pietro lo miraba con tristeza. - ¿Dónde? Podría decírmelo, por favor.

-Aquí... - puso su mano sobre el vientre, en los últimos días era un malestar frecuente en el pequeño doncel. – Y aquí. – señalo su pecho con tristeza. – Había sangre doctor.

Sus estaban rojos al igual que sus mejillas, el doncel evitaba mirar a aquellos hombres directamente a la cara debido a la vergüenza que le producía aquella situación, Simba le gruño al doctor cuando este toco a su amo, Nolan le permitió verlo bien.

-¿Es muy doloroso? – negó con la cabeza al mismo tiempo que suspiraba, el doctor le pidió que se desabrochara la camisa de pijama.

-Pietro, no mires... - le suplico, al mismo tiempo que el guardián se daba la vuelta llevando con él a Simba. – No mires, por favor.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora