Zayer se mostraba bastante ausente frente a Lennox, el duque llevaba más de media hora a su lado, intentado hablar con él, pero su guardián no respondía más de dos palabras seguidas, antes de desmoronarse y ponerse a llorar. Los hombres que se ocupaban de mantenerlo vigilado le habían comentado al duque que Zayer se había intentado infringir daño en varias ocasiones y por eso tuvieron que atar su manos.
-Estamos los dos solos, puedes hablar conmigo Zayer. – la mirada del guardián estaba nublado. – No he venido a culparte por nada, Nolan me ha pedido que no lo haga.
-Pequeño doncel... - susurro con miedo, el duque asintió, pero Zayer no dijo nada más.
-Nolan ya está completamente recuperado, el corte de su brazo está cicatrizando con normalidad. – el guardián cubrió su rostro. – Mi esposo no ha querido contar lo que paso entre vosotros en el jardín, fije no acordarse.
-No le quise hacer daño, señor...
Cada vez que Lennox intentaba acercarse a él, Zayer se asustaba apartándose de su lado y cubriéndose el rostro, desde la llegada del duque a su celda, no había sido capaz de levantar la cabeza más de dos segundos seguidos. Lennox no le iba a obligar a mirarlo, pero si quería que le cuente lo que había pasado, necesitaba saber si Zayer era peligroso o no para Nolan, y en caso de que lo fuera debería pensar una manera para separarlo de él.
-Los ancianos aún no saben lo que ocurrió en la mansión, he pedido mantenerlo en secreto por el momento. – Zayer no respondió. - ¿Sabes lo que podría ocurrirte si esto llega a sus oídos? Así que quiero que me lo cuentes a mi primero.
-No quise hacer nada malo, yo... - cerro los ojos con fuerza, quería recordar lo que había pasado, pero le era imposible. – Señor, por favor, castígame.
-No quiero llegar a esos extremos, no voy a castigarte hasta no saber la verdad. – aunque deseaba hacerlo, no quería que pensaran que era igual que su padre. – Zayer, no me hagas recurrir a él para hablar, sería muy peligroso, necesito que me cuentes la verdad.
Los recuerdos de Zayer estaban borrosos, sabía que Nolan había estado con él en el jardín, lo siguió porque era su deber, tenía que mantenerlo a salvo. El pequeño doncel le pidió permiso para arrancar una rosas del jardín, él acepto porque era su amo y lo tenía permitido. Escucho como canturreaba una canción que no conocía y cabeza empezó a dolerle. Quiso cubrirse los oídos, pero no podía hacerlo, debía estar atento, tan solo estaban los dos. Lennox no veía peligroso que el pequeño doncel se quedará con él en el jardín, mientras él hablaba con Pietro. Siempre era Pietro, se sintió algo celoso, Lennox no confiaba lo suficiente en él para hablar con tranquilidad sobre lo que le preocupaba.
Su pecho empezó a arder, apenas podía respirar, alguien dijo que se moviera. Reconoció la voz de Javaid, su antiguo duque, debía hacerle caso, era su sirviente, un simple plebeyo. Javaid le pidió que caminara al frente, y se acercara a Nolan, "busca en tu bolsillo", sus palabras eran claras, estaba cerca de él, necesitaba hacerle caso. No sería un buen guardián si no seguía sus indicaciones.
En su bolsillo había una pequeña cuchilla, no sabía cómo había llegado ahí, había revisado su ropa antes de cambiarse. El pequeño doncel quería recorrer las calles de Borsir sin que le reconocieran. Lennox estaba a favor, así que incluso él y Pietro debían cambiarse también, Nolan les pidió que fingieran ser sus amigos. No podían llamarnos "señor" y "señorito", tampoco podían decirles "duque o doncel", hubieran sufrido un castigo terrible si alguien de palacio les hubiera escuchado llamarlos por su nombre de pila. Pero el duque lo pidió, así que debía seguir sus indicaciones.
Camino en silencio, acercándose más y más a Nolan. Javaid seguía hablando sin parar, le pedía que siguiera. El hombre que tenía enfrente era un impostor, no era el pequeño doncel, Lennox estaba en peligro, debía matarlo. Escondió la pequeña cuchilla entre sus dedos, un corte en el cuello serviría, el duque se lo agradecería, Javaid le había prometido que sería reconocido si lo hacía.
Nolan se movió, Pietro, ese maldito guardián que siempre estaba en boca de su amo, le había explicado al duque que el pequeño doncel tenía muy bien oído. Lo escucho y se dio la vuelta para pedirle ayuda, Nolan le sonrió antes de pedirle que se siente a su lado. Entonces Javaid grito que lo atacara, el pequeño guardián grito.
Fue lo que lo despertó, después de eso todo estaba en blanco. Zayer se volvió a esconder la cuchilla, Pietro le grito, Lennox le grito. El pequeño doncel se había desmayado, y no entendía que era lo que había pasado.
-Zayer, mantenerte en silencio no te ayudara. – los ojos del guardián ardían. – Tienes que hablar.
-Señor... - su voz tembló. – Señor, no era yo, ese hombre no era yo.
Debía comprobarlo, si la cuchilla no estaba en su bolsillo, sería libre. Lennox no vería el peligro, podría decir que quería ayudar a Nolan, debía creerlo, el duque siempre cría en las palabras de Pietro, así que debía creer también en las suyas. Su pequeña sonrisa se borró al notar algo frio entre sus dedos.
El duque lo volvió a mirar con desconfianza, iba a guardarlo de nuevo, pero Lennox le pidió que saque lo que tuviera en las manos. Si no lo hacía llamaría a los guardianes que se encontraban en la puerta para que lo hicieran a la fuerza.
Con miedo, le fue mostrando la cuchilla. No podía creérselo, el duque debería confiar en él, no era posible que eso fuera suyo. Alguien debía ponerlo ahí, Zayer quería decirlo, pero no pudo hacerlo. Los ojos de Lennox lo culpaban, mirándolo con rabia. Había roto la poca confianza que tenía el duque en él.
-No es mío señor, no es... - las palabras se le atragantaron en la garganta. – Señor, créeme.
-¿Creerte? – necesitaba que lo hiciera, Zayer no quería que Lennox lo volviera a comparar con Pietro. - ¿Cómo voy a creerte con eso en tus manos?
-Señor... - sonrió con miedo, la cuchilla cayó al suelo, debía recogerla, Lennox podría hacerse daño.
-¡Quieto! – el guardián tembló, si su amo lo pisaba o ponía su mano sobre la cuchilla podría cortarse. – Zayer ¿heriste a Nolan con esto?
Aparto la mirada, de nada le iba a servir negarse, si lo hacía, Lennox no le creería. Así que no dijo nada. Podía asegurarle de que no se acordaba de nada, pero aun escuchaba la voz de Javaid clara en su cabeza.
Zayer se levantó con terror al pensar que podría hacerle daño al duque, sus ojos se clavaron en Lennox, era una persona peligrosa.
-Vete, señor, vete... - grito, no le estaba permitido levantar la voz. – Vete, por favor.
-No lo haré hasta que me hable de lo que ocurrió. – tenía que protegerlo, él era importante, él era el duque, Zayer solo era un simple guardián. – Habla, Zayer...
-El duque Javaid, fue el duque Javaid, él me lo pidió. – le costaba respirar. – Mátalo, mátalo, él no es el real. Señor, él no es el doncel, debemos...
El guardián cayó de rodillas, la voz de Javaid estaba de nuevo en su cabeza, y no podía detenerla, le ordenaba que ataque al duque. El hombre frente a él no era Lennox. Zayer le grito que se fuera, no quería seguir escuchándolo.
-Señor, mátame, por favor. Mátame, antes que lo haga yo.
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Se encuentran en peligro, Lennox, te encuentras en peligros. Y el pequeño doncel también, huye...
Espero que os haya gustado :)
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomanceUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...