CAPITULO 84

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Nolan acariciaba la mejilla de Pietro con cuidado para no despertarlo, mientras esperaban la llegada del doctor, Drystan lo había dejado con delicadeza sobre la cama de los señores, siguiendo las indicaciones del doncel.

Evangeline vigilaba en silencio los movimientos de Nolan, preocupada por el bebé, sabía que se estaba aguantado el dolor tan solo para atender a Pietro, siempre actuaba de la misma forma cuando su guardián se encontraba mal.

-Drystan, trae agua y algunas toallas. – el guardián asintió. – Rudolf, busca a mi hermano, él debería estar aquí con nosotros.

-Mi señora, está segura de que quiere quedarse aquí sin protección. – Evangeline miro de reojo a su guardián. – Podría pedirle a uno de los guardianes que...

-No es necesario, Drystan sigue mis instrucciones, Rudolf, una vez encuentres a mi hermano dile que ha sido un gran idiota al dejar a su esposo solo. – gruño de la mala gana. – Ahora sus cuidados son importantes, si no te hace caso, dile que el pequeño doncel está sufriendo un terrible dolor en su vientre.

Nolan no estaba pendiente de las palabras de Evangeline, el doncel sufría en silencio observando a Pietro, el guardián apenas podía respirar con normalidad, Drystan había conseguido colocar de nuevo la rodilla en su lugar. El doncel se quedó petrificado cuando Pietro grito hasta desmayarse, ahora por más que lo intentará no conseguía que volviera a pasar.

-Prometiste que no me ibas a dejar solo, Pietro. – le rogaba entre dientes comprobando su temperatura. – Si no despierta me enfadaré.

-Nolan, deberías tranquilizarte, el bebé estará... - Evangeline se quedó en silencio al ver la mirada llena de lágrimas del doncel. – Él se pondrá bien, Pietro es un guardián muy fuerte.

-No lo pude proteger, Evan...

Las lágrimas de Nolan empezaron a cubrir sus mejillas mojando el hombro de Evangeline, ella lo abrazaba con fuerza para darle ánimos, mientras procuraba mantenerse tranquila. Drystan había sido quien le había dado la voz de alarma al escuchar la señal de socorro de su compañero. El guardián se levantó de la cama en un instante y comenzó a vestirse con rapidez, pidiéndole a Evangeline que se escondiera en algún lugar.

Poco tiempo después, Rudolf fue a buscarlos para pedirle ayuda. Lennox cubría a Nolan con su capa para esconderlo lo mejor posible mientras seguía al guardián. La intención inicial del guardián era llevarlos a su habitación para buscar a Pietro. Nolan no lo permitió al escuchar que Pietro podría encontrarse en peligro, no tuvieron tiempo a reaccionar, el doncel comenzó a correr llamando a su guardián sin parar.

-Todo saldrá bien, tan solo ha sido un pequeño accidente. – sonrió para tranquilizarlo. – Pietro no tardará en molestarte por estar llorando por él. – rio. – Será mejor que te seques las lágrimas Nolan.

-Tú también has escuchando la palabras de Rudolf ¿verdad? – Evangeline no respondió. – Sé que las escuchaste, una sombra trago a Pietro, creo que...

-No es momento de pensar en eso, Nolan. – poso su mano sobre el hombre del doncel de manera temblorosa. – Es mejor que no lo pensemos.

Drystan llegó acompañado del doctor Wilhmer y alguna de las doncellas encargadas de cuidar a los guardianes. Nolan insistió en que quería quedarse al lado de Pietro, pero el doctor le pidió que esperara en la habitación de Evangeline.

-Señorito, me quedaré con él para asegurarme que se encuentre bien. – sonrió con cautela Drystan. – Por favor, siga a la doncella y descanse, Pietro se encuentra en buenas manos. Mi señora, usted también debería descansar, ha sido un día agotador.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora