CAPITULO 33

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Volvieron a la ciudad de Arife a principio del otoño para seguir con los preparativos de la boda, los ancianos habían insistido en que Nolan debía estar preparado tanto física como mentalmente para el matrimonio. Así que aunque intentó negarse a la proposición dada por ellos, tuvo que enfrentarse a un nuevo cambio en su cuerpo.

Tras haber recuperado los kilos perdidos y que el doctor diera el visto bueno respecto a su salud, la presión que se ejercicio ante Pietro disminuyo, aunque aún seguía bajo la mira de los ancianos. Nolan no había vuelto a desobedecer ninguna de las normas de la familia Edevane, por miedo a que le ocurriera algo malo a su guardián.

-Será algo rápido, no se va a enterar de nada. – sonrió Pietro preocupado, cuando le comunico que debía perforar sus orejas Nolan parecía espantado. – Estaré a su lado, nada malo le va a ocurrir.

-Aun no entiendo porque debo hacerlo ¿Qué significa que me perfore las orejas? – el guardián agacho la cabeza. – Es porque soy doncel ¿verdad?, todas las explicaciones que me dan son que como doncel debo hacerlo.

-Los antiguos donceles lo hicieron con anterioridad, para mostrar respeto a la familia Edevane. – le explico con calma. – El duque Lennox, pensó que lo mejor para usted sería pasar una mañana en Arife, es conocedor de lo mucho que te gusta la ciudad.

-Que compasivo. – se burló. - ¿Por eso hay tantos guardianes?

-El duque sigue asustado por lo que ocurrió en la fiesta de las máscaras, por eso incremento la seguridad hacia su prometido, nunca se sabe lo que puede pasar. – respondió en tono de broma. – Tal vez el señorito decida volver a salir corriendo.

Nolan puso los ojos en blanco, no iba a caer bajo ningún concepto ante las provocaciones de su guardián, Pietro se sentía cada vez más capaz de hacer bromas ante él, sabía que el doncel no iba a reprenderlo por eso, incluso lo había escuchado reñir en alguna ocasión. El doncel siempre se negaba a esa acusación con una pequeña sonrisa.

-Arife está tranquila hoy. – comento el guardián. – El duque eligió un día tranquilo entre semana, su tienda favorita está abierta. – sonrió. – Podemos pasar al terminar ¿Desea una manzana de caramelo?

-No soy un niño pequeño. – se quejó con los brazos cruzados. – No es necesario que me regalen algo por buen comportamiento. – Pietro entrecerró los ojos. – Pero eso no significa a que me niegue a ese manjar... - rio. – No es porque me lo estés ofreciendo. – aclaro. – Es algo que he tomado como tradición al venir a Arife.

Pietro entrecerró los ojos para analizar el comportamiento del doncel, Nolan quería actuar como un hombre serio y formal delante de todo el mundo. Quería quitarse esa imagen de niño pequeño, para conseguir que dejaran de llamarlo pequeño doncel cada vez que lo veían, le gustaba más cuando se referían con su nombre. Algo imposible para las doncellas o guardianes, tan solo había conseguido que Pietro lo llamara por su nombre en una ocasión. Nolan había aceptado que solo escucharía su nombre en boca de Lennox o Evangeline, mientras estuviera en palacio.

-Señorito, la tienda se encuentra al girar está esquina. – el doncel asintió. – Si no está preparado, podemos esperar un poco, o dar otro paseo por la ciudad.

-Llevo a veinte hombres detrás de mí. – los miró de reojo. – Es sospechoso que hayan tantas personas a mi espalda, las palabras del duque fueron que no quería que llamara la atención. – suspiro. – No pensó que veinte guardianes mantendrían tensos a los habitantes de Arife ¿verdad? – Pietro rio.

-El duque pensó que se sentiría más seguro si alguien nos acompañaba. – Nolan bufó. – También le dije que era excesivo, pero no dio su brazo a torcer, yo le recomendé enviar a dos o tres guardianes más, pero él dijo que eran muy pocos.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora