CAPITULO 106

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Por precaución, Nolan había decidido pasar el resto de la tarde cerca de las estatuas, no quería que Layton cumpliera con su palabra y se deshiciera de ellas cuando nadie lo viera. Lennox le había asegurado que su hermano no podría hacer nada sin el permiso directo del duque, pero sospechaba que Layton no lo iba a cumplir.

El duque les había pedido a varios de los guardias que intentaran que Nolan entrara de nuevo en la mansión, incluso le pidió a Evangeline que convenciera a su esposo para cenar junto a él, pero el doncel se negaba a aceptar cualquier oferta que vinieran de su parte.

-Señorito, las noches en Borsir son frías incluso en verano. – sonrió Pietro, había sido el último en ir a visitarlo. – Es mejor que descanse en su habitación, le aseguro que las estatuas estarán aquí cuando amanezca.

-No tengo frío. – mintió, el guardián podía notar como temblaba débilmente mientras intentaba cubrirse un poco más con su ropa. – Puedo quedarme aquí, me gusta este lugar.

-Entonces, permita que lo acompañe. – el doncel negó con la cabeza, conocía las intenciones de su guardián. – Señorito, recuerde que en su vientre está creciendo vida, no puede enfermarse podría ser peligroso.

Nolan quiso ocultar una mueca hacía el guardián, Pietro podía más insistente que cualquiera de los hombres que había enviado Lennox anteriormente. Ni Drystan ni Rudolf pudieron hacer nada para convencerlo, incluso Tristán tuvo que luchar para que el doncel aceptar comer un poco. Ignoro a Evangeline y Edlynne de forma evidente, ya que desde lejos podía ver las intenciones de ambas, sabía que todos habían sido enviados por su esposo, pero ellas fueron las únicas que se lo confirmaron sin tapujos.

-Me quedaré aquí con usted, espero no molestarlo demasiado. – Nolan entrecerró los ojos. – Voy a acostarme aquí... - señalo el banquito que había frente al doncel. – Aunque, ambos podrías disfrutar de unas sábanas cómodas y calentitas dentro de la mansión. – suspiro fingiendo estar triste. – Escuche que sobro un poco de chocolate caliente, con pastas deliciosas provenientes de Koirir.

-Puedes ir tú si quieres. – Pietro no respondió. – No voy a aceptar nada que venga de mi esposo.

-Las pastas están rellenas de crema... - continuo ignorando las palabras de su señor. – Pero me temo que no podré probarlas, el señorito quiere ver el amanecer de Borsir, así que me tendré que quedar con él a esperar.

Pietro estuvo provocando a Nolan por un par de minutos, hasta que el doncel le mostro la espalda, eso significaba que no quería hablar más, ni escuchar a nadie. No sabía exactamente qué era lo que había pasado en el despacho de Layton, el duque tan solo le explico que Nolan se enfadó un poco porque su hermano insinuó querer quitar las estatuas de los donceles, no dio más explicaciones.

-Señorito ¿quiere que le deje mi manta? – Nolan lo observo de reojo, pensado su respuesta. – Veo que tiene un poco de frio, podemos compartirla.

-Estoy bien... - el guardián suspiro agotado cuando Nolan se alejó un poco más de su lado. – Eres muy escandaloso.

-Discúlpeme señorito ¿tienes sueño? – Pietro sonrió cuando Nolan negó con la cabeza. - ¿Estará toda la noche despierto? Puedo contarle anécdotas de mi entrenamiento ¿no?

-Sé que Lennox te ha enviado aquí para que me vigiles. Lo ha hecho con los demás guardianes. – se quejó haciendo que Pietro se riera. – No voy a hacer nada de lo que me pida.

-Entonces, escuche la vez que estuve enferme tras enfrentarme a Tristán... - Nolan gruño. – Todo empezó cuando Tristán me obligo a pelear con él y...

Nolan arrugaba sus cejas a medida que la historia de Pietro avanzaba, el doncel cubrió sus oídos cuando el guardián le dijo donde le había hecho la herida, y le dio detalles sobre cómo se infectó. Pietro siguió hablando sin césar, sabía que el doncel le estaba escuchando aunque no lo mirará, podía verlo en sus movimientos. Tras más de una hora de explicaciones, Pietro se quedó sin ideas, Nolan conocía todas sus anécdotas, no había mucho más que contarle.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora