La llegada a la mansión de Borsir fue tranquila, Nolan le había pedido a Lennox ir caminando, ya que estaba cansado de usar el transporte por tanto tiempo. Tuvo que insistir un poco para convencer a Zayer, el cual se encontraba preocupado por ellos. Ambos habían caminado demasiado, y aunque Borsir se consideraba un pueblo relativamente pequeño tenía bastantes subidas.
Zayer se tuvo que resistir a la mirada pilla del doncel para no caer en sus engaños, Nolan se esforzó lo suficiente para que aceptara, afirmando que él no se encontraba cansado. Lennox no hizo nada para detenerlo, incluso el guardián pudo notar como él imitaba a su esposo, al igual que había pasado minutos después.
En un principio, la idea era visitar la fuente de Aníbal y avisar al transporte para que fuera a por ellos, el propio Nolan había aceptado el trato. Todo había cambiado cuando Lennox le dijo que la mansión se encontraba bastante cerca de allí, tan solo debía subir una pequeña escalera y caminar por el jardín para llegar a la entrada trasera, donde se encontraba la estatua de Aníbal. Al doncel le brillaron los ojos cuando Lennox le propuso ir a pie.
-Le dijimos que era una cuesta más complicada que las anteriores. – replico Zayer al escuchar a Nolan quejarse de nuevo. – No eran solo unos pequeños escalones, como puede ver Borsir está cerca de una montaña.
Nolan le mostro una gran mueca de tristeza antes de volver a repetir que estaba cansado, Lennox no decía nada, pero podían notar que ya no estaba tan lleno de energía como en un principio. El doncel observaba durante unos segundos a Zayer antes de decirle de nuevo que estaba cansado.
-Pequeño doncel, debe de seguir por este camino, es peligroso llevarlo a cuestas. – Nolan lo miró con tristeza. – Usted mismo dijo que no sería un gran problema, le explicamos todos los inconvenientes que tenía subir la cuesta hasta la mansión.
Pietro no hablaba, Zayer le había pedido que le dejara lidiar con el pequeño doncel para poder comprenderlo en un futuro, ya que habría ocasiones en la que solo habría uno de los guardianes con ellos. Su compañero ya conocía al duque así que a le tocaba conocer también a Nolan.
-Tan solo son unos minutos más, ve el final de este camino. – el doncel asintió. – Es la entrada a la mansión, tiene que caminar por unos diez o veinte minutos más.
-Señorito, Zayer tiene razón, usted mismo dijo que podía ir a pie sin ningún problema, ya que le molestaba usar el transporte todo el tiempo.
Nolan les dedico una mirada resentida a los dos, antes de que Lennox lo llamará, el duque quería que caminaran juntos. Su madre solía escaparse de la mansión por ese camino para que nadie la viera, y Lennox había encontrado unas pequeñas pruebas de huidas al pueblo.
-Mira, madre dejo aquí una pequeña nota. – señalo el tronco del árbol. – Está escrito los kilómetros que nos faltan para llegar, no son muchos. – el doncel cruzó los brazos. – Querido, ha sido petición tuya.
-No dijiste que fuera tan complicado. – jadeo para que viera que estaba cansado. – Nos repetiste que sería un camino fácil, por eso acepte ¿Dónde ves que sea fácil?
-Estoy seguro de que no te enfadas tanto cuando vas de excursiones con Evangeline. – lo regaño, Nolan aparto la mirada. – Querido, se todo lo que haces en palacio. Estoy al corriente de todas las excursiones que haces a diario con mi hermana.
Nolan miró a Pietro para que lo ayude, pero su guardián no le prestó atención. Había sido el propio Pietro quien le había hablado de las excursiones por los jardines de Edevane, Evangeline le mostro todos los rincones secretos del lugar. El pequeño doncel nunca se había quejado por caminar de más, ya que apenas se daba cuenta.
-Una vez caminaste por cuatro horas sin parar... - Nolan sonrió. – Y sé que visitaste Arife sin avisarme, pequeño doncel.
-¿Quién te lo ha dicho? – Lennox observo a Pietro sin ningún miramiento. – Traidor. – el guardián no supo que responder. – Era un secreto, no podías decirlo, estoy seguro de que Drystan no dijo nada.
-Vinieron los dos a hablar conmigo, pequeño doncel. – Nolan dramatizo sentirse traicionado por ambos guardianes. – Temo decirte que Tristán también me hablo de tus pequeñas escapadas.
-¿Habéis sido los tres? – Pietro agacho la cabeza. – Ahora me dirás que Simba también se lo dijo al duque.
-Señorito, el joven Simba no puede hablar, él... - el doncel entrecerró los ojos furioso. – Lo siento.
-¿Cuántos secretos más le has contado, Pietro?
Lennox comenzó a reírse al sentirlo tan indignado, Pietro hizo lo mismo cuando el doncel le pidió explicaciones. Zayer no encontraba la razón por lo que aquello era tan divertido. El pequeño doncel se había enfadado con ellos, pero no parecían afectados por la situación, el guardián no podía entender porque estaban tan felices.
-Tengo que comunicarle al duque las decisiones de su esposo. – sonrió con tranquilidad. – Es por protocolo, incluso le informamos de lo que hace la señorita Evangeline, tan solo lo sabe él, no debes preocuparte por nada más.
Le pidió que se acerque, quería asegurarse que no todos los secretos hubieran salido a la luz. Pietro se sonrojo cuando le pregunto si le había comentado al duque que se habían besado en dos ocasiones, el guardián negó con la cabeza. Aunque en el momento en el que ocurrieron esos sucesos aún no estaban casados, Nolan era el prometido de Lennox, su cuello hubiera corrido peligro con solo la insinuación de un acto como ese contra su amo.
-Señorito, ya hemos llegado... - le señalo Pietro para que no le volviera a preguntar sobre el beso. – Ves, no era tan complicado ¿verdad, duque?
Lennox los observo de reojo, Nolan parecía haber cambiado su rostro furioso por unos más coqueto cuando le hizo la pregunta secreta a Pietro. El guardián trago saliva temeroso de que hubiera escuchado algo.
No tuvieron tiempo a reaccionar, Nolan corrió hasta llegar a la estatua de Aníbal, sus quejas de hacía unos minutos tan solo habían sido un pequeño berrinche de su parte, para conseguir que al menos uno de los tres lo cargará en su espalda.
Lennox ignoro sus sospechas al escuchar la voz de Nolan, el doncel le pedía nervioso que fuera con él, quería saber lo que estaba escrito cerca de la estatua. Sus conocimientos por la antigua lengua del reino eran más bien escasos, así que necesitaba su ayuda.
-Aquí descansa el cuerpo de Aníbal de Edevane, el tercer doncel de la familia Edevane, junto a sus tres hijas. – leyó pensativo. – En honor a Aníbal y sus hijos.
-¿Solo eso? – Nolan parecía decepcionado. – Pensé que era más interesante.
-La estatua se hizo sin el consentimiento de su esposo, aunque aquel duque dejó que se quedará aquí, pidió que no dejaran nada significativo en este lugar. – el doncel hizo una pequeña mueca. – Madre dijo que preparo una sorpresa en la mansión, tiene relación con Aníbal, podemos verla al entrar.
-Pensé que su hijo había hecho algo más por recordarlo. – Lennox sonrió. – No es como el Raksa, tenías razón.
-Dije que habrían muchas sorpresas, debes esperar, pequeño doncel. – rio. – No seas impaciente.
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Nolan, si alguien se entera de que Pietro te ha besado, no solo cortarían su cabeza. Recuerda que él no es tan solo tu guardián.
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomansUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...