Lennox caminaba despacio por el camino que llevaba a la casa de descanso, Rudolf lo seguía en silencio, con una cierta medida de distancia entre ambos. El joven guardián no quería molestar a su amo, así que opto por esperar a que el dijera la primera palabra.
El duque aún no había mirado al frente, desde la última vez que habló con su madre habían pasado muchas cosas, entre ellas la llegada de Garth a palacio, no volvió a saber sobre él cuando decidió irse. No tuvo el valor suficiente para contarle a Nolan que su padre estaba en el sótano del palacio, no quería que su esposo lo supiera. Ni siquiera sabía si fueron las palabras de Garth o su propio insisto el que lo obliga a quedarse callado.
La poca confianza que aún les otorgaba a los ancianos se iba evaporando poco a poco a medida que descubría más sobre ellos. Estaba empezando a dudar de sí mismo y las decisiones que había tomado hasta aquel momento. El doctor Wilhmer no hubiese sabido que Nolan era el hijo de su hija si no se hubiera casado con él, el doncel hubiera podido vivir una vida tranquila en Phoenix, pero él se la arrebato de golpe.
Seguramente, Garth le hubiese contado sobre su condición en algún momento, de una manera no tan precipitada como lo había hecho él. Tal vez, Garth nunca se lo hubiese dicho y Nolan hubiera vivido como un hombre normal en Phoenix.
-Yo lo condene. – Rudolf levantó la cabeza cuando lo escucho hablar. – Le obligue a vivir una vida que no le pertenecía, era feliz, demasiado feliz...
-No se pueden cambiar las decisiones, mi señor. – respondió Rudolf, arrepintiéndose de haber hablado. – El señorito acepto casarse contigo, pronto formareis una familia más grande, no sirve arrepentirse ahora.
-Pareces un adulto cuando hablas así. – se burló el duque, haciendo que el joven guardián se sonrojara. - ¿Sabes una cosa, Rudolf?
Rudolf se quedó en silencio, a la espera de que el duque continuara hablando, para responder su pregunta, el joven guardián tenía demasiada intriga. No se atrevía a hablar sobre lo que había pasado con el doctor Wilhmer, no sabía ni siquiera si podía hacerlo.
-Me recuerdas a Pietro cuando era un aprendiz. – sonrió con nostalgia. – Me seguía a todos lados, mi padre le había ordenado que lo hiciera, pero aún no era un guardián.
-El señor Fiore me comento que él fue tu primer guardián oficial. – su sonrisa se expandió casi hasta las orejas. – Me siento poco capaz de ocupar un puesto tan importante como este, el señor Fiore siempre me dice que tengo la capacidad suficiente para ser un buen guardián. – rio con vergüenza. – Pero me falta un poco de...
-Valor, estoy seguro de que Pietro te lo ha dicho ¿verdad? – él asintió. – Él me lo decía a mí, cuando no cumplía con las expectativas que tenía mi padre sobre él.
Lennox acarició el cabello de Rudolf con cariño, el guardián se tensó al sentir aquella muestra de parte de su señor, no tardo en ruborizarse, haciendo que el duque soltará una pequeña risita. Pietro tenía razón cuando hablaba sobre Rudolf, se parecía demasiado a él.
-Nunca permitas que nadie te diga que te hace falta valor. – su sonrisa se borró. – Incluso si yo llegue a decírtelo en alguna ocasión, no debes creerme, corrígeme si lo hago, Rudolf. – el guardián trago saliva. – Eres un medio hombre con muy buenas cualidades.
-¿Medio hombre? – pregunto ofendido, haciendo que Lennox se volviera a reír. - ¿Por qué soy medio hombre? Este año cumplí la mayoría de edad, a principio de años, incluso me pusieron con los aprendices más fuertes.
-Aún te queda mucho para ser un hombre completo. – Rudolf intento ocultar su enojo al escucharlo, haciendo que Lennox apartará la mirada por unos segundos. – Eres fuerte, inteligente, pero aún eres muy inocente, por eso eres...
-No soy un medio hombre, señor... - refunfuño por la bajo, si alguien veía que levanta la voz al duque lo castigarían al menos con cien azotes, así que respiro para tranquilizase antes de continuar. – Soy un gran guardián como el señor Fiore y el señor Picard, la señorita Evangeline me lo dijo, incluso me felicito por haber...
Rudolf se quedó en silencio cuando recapacito sobre las felicitaciones de Evangeline, en aquel momento pensaba que estaba siendo amable con él, pero se acababa de dar cuenta de que se estaban burlando de él, incluso Nolan lo supo. La sonrisa del doncel aquella mañana no era por ser comprensivo con él, sino que se estaba burlado de él. Incluso cuando Pietro y Drystan apoyaron sus manos sobre su hombro para felicitarlo.
-Fui engeñado por todos. – cruzó sus brazos furioso. – La señorita Evangeline se estaba burlado de mí, al igual que el señorito Nolan y mis compañeros. – dijo resentido. – Y ahora se burla de mí el duque. – hizo una pequeña mueca de tristeza. - ¿No soy un buen guardián? Por eso os burláis de mí, soy demasiado joven para ser el guardián del duque ¿verdad?
Lennox sentía la mirada recriminatoria de Evangeline sobre su nuca, si su hermana se enteraba que había hecho llorar a Rudolf, no le iba a decir unas palabras amables y todo sería peor si se enteraba su esposo. Nolan y Evangeline eran unos fieles defensores de Rudolf, desde el momento en que lo conocieron, aunque al doncel le molesto en un principio que fuera tan insistente con su protección, termino confiando en él.
-No estoy diciendo que seas un mal guardián, Rudolf, ni creo que mi hermana y esposo lo piensen. – sonrió para animarlo. – Pietro y Drystan están muy orgullosos de ti, me hablan de todo lo que estás avanzado a menudo ¿Sabes que me dijo Pietro? – negó con la cabeza. – Rudolf podría superarme algún día, lo dijo con una gran sonrisa, debiste verlo. – sonrió. – Llegaré el momento en el que Rudolf sea mejor que nosotros, es un chico atento y amable, aunque algo cabezón, adora su trabajo y cuida mucho del señorito.
-Le prometí que cuidaría del señorito Nolan cuando usted estuviera ocupado, no es muy complicado.
-Nolan es la persona más importante para mí en este momento, Rudolf, no solo porque lleve a nuestro hijo en su vientre. – el duque lo abrazó con torpeza. – Te agradezco que cuides de mi esposo tan bien.
Rudolf rio animado, Lennox se separó de lado despacio para verlo mejor. Era como el antiguo Pietro, estaba seguro de eso, pero no quería que se volviera como el nuevo Pietro, necesitaba que siguiera el ingenuo y torpe Rudolf.
-Tengo que decirle una cosa muy importante señor, y puede que le moleste un poco. – suspiro e imito la pose de Drystan. – El señorito Nolan es un poco complicado a veces, es testarudo y gruñón, se impacienta enseguida si no le hacemos caso, y sabes lo peor. – apoyo la mano su mano sobre el hombro de Lennox. – Es impredecible. Hace dos tardes, junto a la señorita Evangeline, en su paseo desapareció de momento... - se quejó.— Se subió a un árbol, con un embarazo de tres meses, le intente convencer que no debía hacerlo y sabe lo que dijo... - lo miro con incredulidad. – Quería que me subiera con él al árbol, porque él no iba a bajar. – Lennox se rio. – No es divertido mi señor, casi se me sale un pulmón por la boca.
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Rudolf piensa que Lennox no entiendo lo complicado que es cuidar de Nolan, no se puede explicar como es que el duque se ríe cuando le cuenta que su esposo a subido a un árbol estando embarazado. Está pensado en explicarselo, puede ser peligroso para la bebé, pero ninguno de los dos parece preocuparse por eso. Se ríe de ellos cuando le dicen que aún es un niño, incluso él lo entiende.
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomanceUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...