CAPITULO 35

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Nolan tuvo que permanecer muchas horas de pie, mientras le probaban el vestido que debería llevar en su boda, el doncel sentía que sus brazos pesaban más que todo su cuerpo. Había medido cada centímetro de su cuerpo para asegurarse de que le quedará perfecto.

-Queda menos, señorito... - lo animo el guardián. – Lo está haciendo muy bien, el duque estará orgulloso de usted.

El doncel se sentía incómodo mientras acomodaban los últimos retoques, el vestido pesaba demasiado, no se veía capaz de caminar con él cuando llegará el día de la boda. Bromeaba con Pietro diciéndole que él debería llevarlo hacía Lennox si seguían poniéndole cosas. Su vestido no sería del todo blanco, gracias a las insistencias del duque, decidieron añadir destellos purpuras en algunas partes para darle más color a Nolan.

Pietro dejo que Nolan se apoyará en él cuando terminaron de desvestirlo, el doncel apenas sentía sus piernas y sus brazos se quejaban de dolor cada vez que lo tocaban. Estaba completamente agotado, quería volver pronto a palacio para poder acostarse en su cama.

-Ahora deben probarle los zapatos. – el doncel suspiro. – Con el vestido no se ven bien, así que debe ponérselos de nuevo.

Nolan hizo un gran esfuerzo para ponerse de nuevo en pie, aquellos zapatos le habían hecho algunas ampollas en los pies. El doncel se quejó cuando Pietro le puso el primero, el guardián intentaba ser cuidadoso para no causarle más dolor, procuro cubrir las ampollas para que no le rozaran.

En aquella ocasión, el duque solo había pedido que los acompañaran dos guardianes más, entre ellos se encontraba Drystan. El cual había acompañado a la señorita Evangeline a probarse el vestido que debía llevar en la boda.

-Drystan, podrías ayudarme con el pequeño doncel, por favor... - Nolan cerró los ojos cuando el guardián le puso el otro zapato. – Le ayudaremos a llegar a la plataforma, no sé preocupe.

Podían escuchar a Evangeline en la otra habitación, a ella le encantaba probarse vestidos, era el tercero que se ponía ya que estaba indecisa. Drystan la ayudo a arreglarse, ya que no quería que la tocaran, Evangeline le dio permiso para atender a Nolan, cuando se probó el último vestido. Ahora lo estaban ajustando a su cuerpo.

-Señorito, debe apoyar los pies en el suelo, para que lo puedan ver bien. – el doncel hizo una mueca de dolor cuando le acomodaron los pies en la plataforma. – Aguante un poco más.

Pietro lo sujetaba por la cadera para que no se cayera, mientras el doncel se aguantaba las ganas de llorar. Tenía la sensación de que le estaban obligando a llevar unos zapatos más pequeños de los que debería. Aunque pidió que los cambiaran, no le hicieron caso, ya que era lo que los ancianos habían ordenado.

Nolan había desobedecido muchas de sus obligaciones en palacio, inventándose mil excusas para no asistir a sus deberes. Así que los ancianos decidieron castigarlo para que aprendiera a comportarse mejor, Lennox no tenía ni idea de lo que estaba pasando el doncel, ya que de nuevo no se le fue informado.

-Ya hemos terminado... - Pietro no dejo que Nolan caminara de nuevo hasta el sillón, el doncel le agradeció que lo llevaran hasta allí. – Vamos a cambiar la talla de sus zapatos, creemos que no es la adecuada para usted ¿nos lo permites, pequeño doncel? – Nolan asintió. – Si no os importa, debemos ir donde se encuentra la señorita Evangeline, cualquier problema podéis avisarnos.

Pietro espero a que se fueran para quitarle los zapatos, Nolan clavo sus uñas en el sillón para no gritar, mientras su guardián le apoyaba el pie en el suelo con sumo cuidado. El doncel suspiro aliviado cuando lo liberaron de su castigo.

-Señorito ¿Se encuentra bien? – Nolan ni siquiera le tuvo que responder para que supiera lo que pensará. – Nos iremos cuando la señorita Evangeline termine, puede descansar.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora