Lennox se apartó del lado de su esposo al escuchar aquel nombre, mirándolo con miedo y rabia. Nolan sonrió con incomodidad al ver que el duque no se movía, ni quitaba la presión de su mirada sobre él. Se cubrió con vergüenza al notar que se le había caído el botecito que estaba escondiendo.
Pensaba que la rabia de Lennox se debía a darse cuenta de que le había mentido para que lo llevará a la habitación, pero el duque no estaba mirando hacía aquel objeto. Nolan dejó que la tela de su camisa cayera más sobre su vientre mostrándolo parcialmente. Intentaba no respirar demasiado fuerte para revelar su miedo, tampoco se atrevía a hablar.
El duque cubrió al doncel con las sabanas y se levantó despacio, sin decir nada. Nolan estaba luchando para no llorar, podía soportar los gritos, incluso se veía capaz de gritarle de vuelta si este se volvía insoportable o tenía que reprocharle algo. No estaba preparado para soportar el completo silencio de su esposo.
Su pecho aprisionaba sus pulmones sin dejarlos respirar bien, no se estaba ahogando pero la presión le hacía pensar que sí. Puso su mano sobre este para comprobar que estaba bien, aguantando la pequeña sonrisa que se había formado en su rostro, era una manera para calmar a Lennox. Le había funcionado en otras ocasiones, el duque siempre parecía encantado de verlo sonreír, pero aquel momento tan solo sentía tristeza.
Besó la mejilla de Nolan antes de salir de la habitación. No necesito que le dijera nada para comprender que le quería decir con aquel gesto. El pequeño doncel toco la mejilla que había sido besado con lágrimas en los ojos, no fue hasta que escucho la puerta cerrarse que se permitió llorar a pleno pulmón. Era como si le hubieran clavado un puñal en el corazón, de la manera más dolorosamente elegante que conocía.
-Aún lo amas... - no sabía si era seguro, pero había algo que le decía que Adrien no fue solo su guardián.
Se sentía desolado cada vez que recordaba el beso y los ojos de Lennox, su cara de desconcierto y como rompió su corazón con tan solo una pregunta.
No era que Nolan le recordará a Adrien, Lennox sabía que eran dos personas completamente diferentes. Adrien nunca habría ni siquiera el valor de preguntar por otra persona, ya que no hubiera necesitado ningún tipo de respuesta de su padre. Nolan había sido un capricho, una promesa y una manera de revelarse contra su padre por todo lo que le había hecho sufrir.
La presencia de Nolan en el palacio tan solo hubiera tenido el impacto que quería, si hubiese dejado que Javaid viviera. Tan solo hubiera tenido la fuerza que él quería, si su propio padre lo hubiese visto. Tan solo hubiera sido efectivo, si su rencor no hubiera florecido de aquella manera tan descabellada.
Cuando Pietro le preguntaba si se arrepentía de haberle puesto precio a la cabeza de su padre, él negaba con la cabeza y respondía que lo había hecho por su hermana. Evangeline había formado parte de su engaño por tanto tiempo que incluso él se lo había creía, ella tan solo fue quien inició su plan para ponerle fin a los días de su padre.
Lo tenía tan interiorizado que había llegado incluso a olvidarse de Adrien, quiso borrar la imagen de su fiel compañero muriendo en sus brazos tantas veces, que incluso pidió que se olvidaran de él. Mintió sin remordimiento a Rudolf, y lo hizo su guardián años después, tan solo para seguir con la promesa de Adrien o eso pensó.
Pietro siempre había sido la voz de su conciencia, él que lo mantenía cuerdo, quien le guiaba por el camino necesario para no convertirse en el ser que quería su padre. Pensó que alejarlo era lo que necesitaba para seguir con su castigo, se culpaba de cada uno de los actos de su padre sobre aquello aprendices.
-Elige a uno y será completamente tuyo... - recordaba la sonrisa sádica de su padre en aquel momento.
No escucho las palabras de su padre después, tampoco supo de sus advertencias hasta que Pietro le aviso de que estaba llevando todo demasiado lejos y que sería peligroso para los tres si su padre se enteraba de su secreto. Lennox se sentía poderoso, estaba empezando a labrarse un camino hacía su futuro no muy lejano, donde ser duque le daba ventajas sobre cualquiera que quisiera. Donde tener a Adrien no era un pecado tal y como se lo había intentado explicar Pietro.
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomanceUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...