CAPITULO 42

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La ceremonia se celebraba por la tarde, así que habían tenido que despertar al doncel temprano para prepararlo. Mientras las modistas arreglaban los últimos retoques de su vestido, las doncellas se encargaban de llevarlo todo lo que el doncel necesitara. El ambiente era tranquilo aunque se podía sentir un poco de tensión entre los presentes. No estaba permitida la entrada de hombres durante este proceso, querían brindarle a Nolan la comodidad completa en aquel momento.

Pietro tuvo que salir de la habitación con la llegada de las modistas, acompañado por el fiel compañero del doncel, el cual se negaba a abandonarlo. Como guardián de Nolan, Pietro debía vestir de manera distintiva, así que lo llevaron a una habitación especial para cambiarlo y hacerle algunos retoques, con él se encontraba Zayer, el cual no le dirigió la palabra. Al igual que sus amos, ellos tenían un lugar especial, después de la ceremonia se les sería entregado los guantes que cambiarían sus vidas.

-Aun no entiendo como un guardián como tú ha llegado a este lugar. – lo provoco Zayer una vez los sastres se marcharon. – Hay hombres mejores que tú en este palacio, el pequeño doncel está tomando una gran locura al dejar que sigas a su lado.

-A partir de ahora, tendremos que compartir mucho tiempo juntos, aunque no te voy a mentir, prefería que fuera Drystan quien estuviera en tú lugar. – respondió con frialdad. – El duque Lennox te eligió a ti por tus cualidades físicas, aunque escaseas con las lógicas.

-Estás hablando desde el privilegio de ser el guardián del doncel, no te hubieras atrevido a decirme esas palabras si fueras un guardián común de palacio.

-No te voy a quitar la razón en esa afirmación Zayer. – sonrió con picardía. – Aún recuerdo aquel día, no lo tendrías que olvidar, allí viste con tus propios ojos, mis cualidades físicas.

-No sé de qué estás hablando, Pietro.

Se quedaron en silencio cuando volvieron a entrar los sastres, Zayer negaría toda su vida que hubo una noche en la que Pietro lo tomo, no estaba con todas sus facultades en aquel momento, era joven y curioso. Tampoco diría que Pietro se aprovechó de esa oportunidad, ya que fue él quien se lo pidió, en aquel momento no se arrepintió y tampoco lo hizo los días siguientes. Aunque no dudaría en negar todo lo que dijera Pietro.

A Pietro le fue entregado un pañuelo púrpura, el cual representaba a su amo, el guardián sintió como se llenaba de alegría cuando lo pusieron en el bolsillo más cercano a su corazón. Le debía mucho al doncel, aunque este no lo supiera, que confiará en él y no buscara a otro guardián más fuerte era más de lo que alguien había hecho por el nunca.

No pudo evitar sentir un sentimiento de nostalgia al recordar la primera vez que le dijeron que debía ser el guardián del doncel, de manera temporal. Pietro se sentía demasiada responsabilidad, pensó que sus guantes se escurrirían de sus manos por lo húmedas que estaban. Lennox tuvo que repetírselo de nuevo para asegurarse de que lo había escuchado. Aunque en aquel momento lamento dejar de ser el guardián del duque, habían estado casi cuatro años juntos. Javaid le había dijo que se convertiría en el guardián de su hijo, ya que tenían edades parecidas. Al principio Lennox no confiaba en él, tuvo que esforzarse demasiado para que abriera su corazón a él. Pietro era el único que conocía los secretos de Lennox en su totalidad, prometió mantenerlos bajo llave, si en algún momento cometía traición, sería el mismo quien acabara con su vida.

-Zayer, recuerda que en estos momentos, estás ocupando un lugar que primero fue mío. – sonrió satisfecho al ver como se distorsionaba el rostro de su compañero. – Sé que te mueres de envidia al saber la confianza que tiene el duque hacía mí, no sé si puede decir lo mismo de ti.

-Me eligió entre miles de aprendices para ser su guardián, y se despojó de ti ya que eras un estorbo.

-Eso será... – rio con sutileza, Zayer no conocía la razón de la elección de Lennox, lo iba a mantener en secreto un tiempo más. – Te aprendiste los gustos del duque gracias a mis anotaciones, que deje accidentalmente a tu alcance.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora