CAPITULO 39

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Nolan no dejo que Zayer se llevará el trozo de tela que se encontraba en sus manos, el doncel no pudo evitar llorar al tocarlo. Era la primera vez que sentía algo tan fuerte con algo, era como si le estuviera pidiendo ayuda. Lennox y Pietro intentaron en vano animarlo, el duque alejo el trozo de tela de su prometido con el fin de guardarla sin que él se diera cuenta, mientras el guardián lo calmaba con un suave masaje en su espalda.

Se desesperaron cuando notaron que el doncel estaba empeorando a medida que pasaba el tiempo, aquel trozo de tela blanca se hallaba de nuevo en su caja, Zayer la escondió para que el doncel no tuviera la tentación de verlo.

El duque no estaba preparado para hablar sobre el doncel al que permaneció aquel trozo de tela, se negaba a contar para que era usado. Lennox se acercó con cuidado a Nolan, mientras su guardián se apartaba de su lado, él se había prometido mil veces que no cometería los mismos errores que sus antecesores.

-Podemos dejarlo para otro día, Nolan. – él negó con la cabeza, quería descubrir quién era aquel doncel. - ¿Quieres descansar un poco? Han sido demasiadas historias, si quieres, puedo pedirle a las doncellas que traigan algo para comer.

-¿Por qué estaba tan triste? – pregunto mirando sus manos desconcentrado. - ¿Por qué estaba llorando?

Pietro observo como el duque abrazaba con delicadeza el cuerpo del doncel, mientras le decía que no era nada. Beso su mejilla con ternura diciendo que aquel estado se debía al estrés de la boda, él entendía como se sentía, ya que se sentía igual de nervioso que su doncel. Zayer le entrego un vaso de agua para que la tomara.

-Todo va a estar bien, no es nada importante. – sonrió. - ¿Quieres que te muestre los retratos de Cadmo? Encontré muchos guardados, es el doncel al que más retrataron.

Lennox le mostro un retrato pequeño que hacía la ilusión de ser algún tipo de fotografía. En ella Nolan pudo ver a un chico joven, con el cabello extremadamente rojo, se veía feliz mientras sostenía lo que parecía un ramo de flores. No podía describir muy bien lo que era, ya que estaba bastante distorsionado. Cadmo había sido el primero doncel de Edevane, o eso es lo que dicen los libros, en su historia se insinuaba que pudieron haber más donceles en el mundo antes que él, pero no podían decirlo a ciencia cierta.

-Así se dice que era su forma de dragón. – le mostro otra imagen. – Delgada y alargada, en los escritos decía que era temible, pero el retrato muestra algo diferente. – Nolan asintió. – Hay muy pocos retratos de él como dragón, se dice que se perdieron cuando murió, y también cabe la posibilidad de que Evander haya pedido que las eliminara, temó que solo puedo enseñarte esta.

En los retratos de Cadmo daban mucha importancia el color del cabello del doncel, apenas ponían atención a los adornos, su rostro se veía pequeño y algo infantil. Con cada imagen que pasaba Nolan se quedaba embobado, se había imaginado al doncel de mil maneras, pero nunca lo había hecho de aquella manera. El doncel veía a Cadmo como un hombre rudo, con rasgos marcados, entre ellos su mandíbula y un cuerpo musculoso. Aquel Cadmo parecía ser delicado y pequeño, no mediría más que él, había retratos en los que aparecía junto a un hombre, estaba seguro de que era Evander. El artista de esas imágenes se esmeró en hacer brillar los ojos del doncel cada vez que se encontraba al lado del duque.

-¿Dónde están sus hijos? – pregunto preocupado. – Tuvieron muchos hijos, pero ninguno está retratado junto a él.

-Hay una imagen, observa... - sonrió. – Se dice que él niño que está en sus brazos es Raksa, se han visto similitudes en los retratos que hicieron de él.

-Tuvo más hijos aparte de Raksa, quiero ver cómo eran, señor duque. – Lennox suspiro y se encogió de hombros. – Seguro que están en alguna de las cajas, quiero verlos.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora