CAPITULO 93

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Evangeline caminaba furiosa, asegurándose de que su hermano pudiera ver que se había enfadado con él. Drystan seguía sus pasos mientras intentaba hablar con ella, las palabras del duque los habían pillado a ambos de improviso, el guardián estaba esperando que lo castigaran por haber incumplido las indicaciones de Lennox, al no querer que nadie entrara a su despacho sin su presencia.

-Señorita, despacio, es peligroso caminar así por este pasillo, tenga cuidado.

Drystan se sentía traicionado en aquel momento, él se había estado guardando sus sospechas del posible enamoramiento que tenía Pietro hacía Nolan, para que no le pasará nada, pero su compañero no había dudado en declarar en su contra por estar celoso. No sabía que Pietro podría ser un hombre que se pondría celoso con tanta facilidad.

-Señorita, tal vez haya sido una broma, no deberías estar... - el guardián se quedó callado cuando vio a Pietro. – Mi señora, puede ir a su habitación con el pequeño doncel, tengo que hablar con él.

Pietro caminaba con dificultad con la ayuda de un bastón que le había regalado Nolan, el guardián quería que la recuperación fuera lo más rápida posible para poder cuidar al doncel sin la ayuda de sus compañeros. Nolan le pedía que no fuera tan deprisa y que tuviera cuidado, pero él apenas escuchaba, necesitaba asegurarse de poder hacerse cargo al cien por cien de Nolan, antes de la boda.

-Pequeño doncel, me permite hablar con mi compañero, Pietro unos minutos, por favor. – Nolan miro de reojo a su guardián. – La señorita Evangeline ha preparado un pequeño aperitivo para vosotros, está preocupada por el futuro bebé Edevane. – sonrió con amabilidad.

-Tenemos que ir a hablar con mi esposo, él me pidió que fuera a su despacho. – Drystan mostro una pequeña mueca de disgusto. – Puedo pasar por la habitación de Evan cuando terminemos.

El guardián miro en la dirección la que se había ido Evangeline, no tardaría en llegar a su habitación si seguía caminando de aquella manera, tampoco tenía ni idea de cómo reaccionaría si viera a Nolan con ella. Sabía que no sería capaz de hacerle nada al doncel, pero podrías ser un poco malvada con él, si es que pensaba que era el culpable de que hubiesen revelado su secreto.

-Pequeño doncel, el duque me pidió de que le avisará de que ha habido un pequeño inconveniente y necesita retrasar un poco vuestra reunión. – Pietro lo miro con desconfianza. – Siente mucho no poder estar con usted, pero es algo muy importante.

-Normalmente es Rudolf quien nos avisa si hay algún problema. – Drystan trago saliva cuando escucho hablar a Pietro. – Es extraño que te lo haya dicho a ti.

-El duque sabe que la señorita y el pequeño doncel se reúnen todos los días, así que me pidió que le avisará.

Nolan cruzó sus brazos sobre el pecho, su vientre se estaba empezando a abultar, aunque él estuviera haciendo todo lo posible para no verlo. A Pietro le parecía demasiado tierno que Nolan intentase darle miedo a Drystan en aquella posición, el guardián seguía manteniendo su postura con una sonrisa sutil en su rostro.

-La señorita se preocupara si no va a su habitación. – el doncel asintió. – Pietro lo seguirá después, no te preocupes, es algo sin importancia.

-Entonces puedes hablar con él delante de mí ¿no? – Drystan crujió sus dedos nervioso. – También puedo ayudarte.

-Es sobre el código de los guardianes. – Pietro frunció el ceño confundido. – Nos tomamos muy enserio ese código, casi tanto como la seguridad de nuestros amos.

-¿Es importante para vosotros? – el guardián asintió con seguridad. – Tan solo diez minutos, Pietro no puede estar mucho tiempo de pie.

-Señorito, no se preocupe por mí, puede ir con la señorita Evangeline.

Drystan espero a que Nolan despareciera por el pasillo, para empujar a Pietro hacía el hueco que había cerca de las escaleras, el guardián tuvo que luchar para mantenerse en equilibrio. Podía ver la furia de su compañero en sus ojos, no estaba muy seguro de que estuviera dispuesto a ayudarle a levantarse si se cayera.

-Así que me vendiste a cambio de conseguir favores del duque. – Pietro no le entendía. – No es problema mío que Rudolf quiera aprender de mí, no soy un hombre que repite lo que aprendió como si fuera un loro.

-Rudolf me pidió a mí que fuera su mentor, pero alguien se adelantó ¿no sé si lo conoces? – pregunto con ironía. – Siempre estás haciendo estas cosas a mi espalda, no dije nada malo.

-¿Cómo lo descubriste? – Pietro empezó a silbar. – Mi señora está furiosa, el duque ha descubierto su pequeño secreto ¿Sabes quién se lo ha contado? – negó con la cabeza. – No mientas, Pietro. Una de las normas de los guardianes es no mentir.

-Le acabas de mentir al pequeño doncel y eres quien me da clases, creo que cuando se entere se enfadará mucho contigo. – sonrió con cierta picardía. – Recuerda el castigo de Rudolf, a ti te tiene más confianza, puede que sea incluso más cruel. – Drystan trago saliva. – Puede que te haga ir sin guantes por palacio durante un tiempo determinado, o que tengas que bailar frente la señorita.

Drystan se quedó en silencio durante unos segundos, no era lo mismo mentir a un compañero, que a uno de los amos y Pietro lo sabía. El guardián sonrió con orgullo cuando miro de nuevo a Drystan, podía contarle a Nolan fácilmente que le había engañado, y el doncel le creería, si Evangeline estaba enfrente el castigo sería peor.

-Hagamos un trato. – le tendió la mano con cierto rencor. – No volverás a hablar de mi relación con la señorita... - se acercó a él con cautela y le susurro: - y yo no le contaré tu enamoramiento hacia el pequeño doncel. – Drystan lo mantuvo a su lado cuando intento apartarse. – La señorita no se ha dado cuenta, pero yo sí, te conozco Pietro, y se cómo eres cuando te gusta alguien.

-Son imaginaciones tuyas, Drystan. – le gruño. – Ves cosas que no existen.

-Al pequeño guardián le gustará saber que aún guardas sus primeras prendas en tu armario. – Pietro se tensó. – Creo que sabes de las que te estoy hablando. – el guardián lo miro con miedo. – Podría ser que un día sin querer se lo dijera.

-Drystan... - ahora era su turno de sonreír. – Eso no es cierto, yo no he guardado nada del señorito.

-Entonces ¿Por qué te tiemblan las manos? – rio con maldad. – No tendrías que estar asustado, si es falso.

Ambos saludaron a Rudolf cuando paso por su lado, Lennox estaba preocupado por Nolan, estaba tardando demasiado en ir a su despacho, algo que no era normal en él. Pietro sonrió con tranquilidad cuando lo vio.

-El señorito tenía hambre, así que con la señorita Evangeline, íbamos a comunicárselo al duque. – Rudolf lo miró con curiosidad. - ¿Ocurre algo?

-¿Qué hacíais escondidos ahí? – ambos rieron. – Sois muy raros. 

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Pietro amenazado a Drystan de que no es bueno mentir, él mismo mintiendo a Rudolf. No hubo pelea fisica porque Drystan cree que no es necesario (*Pietro es como un hermano para él y no le gustaría hacerle daño)

Espero que os haya gustado :)

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¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora