CAPITULO 30

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-¡Papá!

El grito de Nolan detuvo la ceremonia, el pequeño doncel salió corriendo detrás de un hombre mientras pedía que se detuviese. Lennox comenzó a correr tras él acompañado por varios guardianes, Pietro encabezaba la fila con preocupación, el rostro de su amo al llamar a aquel hombre mostraba asombro y tristeza.

-No lo perdías de vista. – grito Lennox.

El duque no podía creer que Garth estuviese allí, había estado buscándolo durante meses, sin éxito, parecía que se fuera cada vez que encontraba algún tipo de respuesta. Su instinto fue mirar al hombre que llamó su prometido antes de que este saliera corriendo. Sin duda, aquel hombre era la persona a la que estaban buscando todo aquel tiempo.

Nolan se deshizo de la túnica con hastío, le dificultaba moverse con facilidad, escucho como se rompieron las mangas de su camisa, pero no le dio importancia. Debía alcanzar a su padre como diera lugar, tenía demasiadas preguntas que no habían sido respuesta en ningún momento. Garth era rápido y ágil, algo que siempre le había gustado a Nolan, pero en aquel momento tan solo deseaba que se detuviese.

-Papá... - volvió a gritar desesperado, la distancia que los separaba era cada vez más, el corsé lo estaba dejando sin aire. – Papá, no te vayas, por favor...

Esas palabras fueron el interruptor para que Garth se detuviera, se giró en dirección a su hijo para mostrarle una mirada triste, Nolan no recordaba que su padre fuera tan viejo. Nunca lo había visto tan cansado, el doncel se detuvo con miedo. Garth había perdido mucho aquellos meses que estuvieron separados, podía verlo, su padre no era el mismo que lo abrazo la última noche.

-Nolan no me sigas... - los ojos del doncel se llenaron de lágrimas al escucharlo. – No es ni un paso más.

-Papá, yo...

-Quédate ahí. – le grito, Nolan no supo cómo reaccionar. – Yo no soy tu verdadero padre.

Nolan grito con fuerza para no escuchar aquella confesión, Garth le dedico una sonrisa triste antes de desaparecer de nuevo. Se fue de la misma manera que había llegado, la lluvia cubrió sus pasos ayudándolo a despistar de nuevo a Lennox.

Los guardianes no tardaron en llegar, acompañados por el duque, el doncel se encontraba agachado observando el camino por el que había desparecido su padre, no se atrevió a gritar de nuevo.

-Señorito... - Pietro lo cubrió con la túnica que había dejado tirada en el suelo. - ¿Qué ocurre? ¿Por qué saliste corriendo?

El cuerpo de Nolan temblaba sin parar, Pietro no sabía si era por el frio o por lo que estaba sintiendo en aquel momento, el duque mando a dos de sus guardianes ir por el camino que estaba mirando su prometido, antes de acercarse con cuidado al doncel.

-Duque, deberíamos pedir que trajeran ropa seca para él... - este asintió. – Y también un doctor, sus rodillas están destrozadas...

-Nolan. – Lennox acarició su cabello con cariño. – Lo encontraremos, no te preocupes, pronto lo volverás a ver.

-No lo sigáis buscando. – respondió con tristeza. – Papá no quiere que lo hagáis, él está huyendo de algo, lo vi en sus ojos. Te pido que no le molestéis más.

Pietro se mantuvo abrazando a Nolan por un largo tiempo, hasta que el doncel decidió levantarse, Lennox no se atrevió a rozarlo a penas cuando este le había pedido que se mantuviera alejado de él. El guardián lo llevó hasta una de las casas cercanas, la lluvia era cada vez más fuerte y no parecía querer detenerse en ningún momento.

-Duque, estoy encantada de servirte... - les dijo una mujer al entrar. – Hay ropa seca en la habitación, he preparado un baño caliente para el doncel. – sonrió. – Disculpe por mi atrevimiento, pero no pude evitar escuchar lo que estabais diciendo, podéis usar lo que necesitéis sin ningún problema.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora