CAPITULO 44

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La ceremonia llego a su fin tras el baile final de la pareja. Nolan había dejado de sentir sus pies desde hacía horas, en esos momentos se estaba moviendo por inercia. Bailo con Edlynne y Evangeline, en un par de ocasiones, intento bailar también con Layton para que no se sintiera desplazado, pero él simplemente lo esquivo.

-Señorito, debe seguirme... - Nolan pensaba que Pietro era su salvador. – Las doncellas deben prepararlo para esta noche, el duque también debe irse.

Sentía nauseas de tan solo pensar lo que iba a ocurrir dentro de unos minutos, pensaba que se había preparado para ese momento. Sabía que iba a ocurrir de manera inminente después de la boda, aunque él no quisiera. Nolan palideció después de mirar a Pietro, el guardián no lo iba a llevar a su habitación aquella noche, si no a la que debía compartir con Lennox para mantener intimidades.

Perdió el equilibrio al pasar por el primer pasillo, tuvo que apoyarse en Pietro para no caerse, todo estaba extrañamente silencioso. Nolan no vio a ningún guardián cerca, algo que no era normal en palacio. Tan solo estaban Pietro y él.

Pietro no lo miraba, Nolan se moría de ganas de que lo hiciera, quería pedirle que se fueran de aquel lugar. Le importaba bien poco haberse convertido en el esposo del duque, aunque sabía que su guardián no podría ayudarlo en aquel momento, también era demasiado pedir que lo hiciera en sus circunstancias. Pietro sería el primer sospechoso por su desaparición, no tenía ni idea de que serían capaces de hacerle si este aceptará.

-Señorito, si se siente tan tensó, será más doloroso. – le advirtió al empezar a sentir sus manos frías. – Las doncellas deben cambiarlo para...

-Por favor, no lo diga... - le suplico, el guardián lo miro de reojo, notando que los ojos de sus amo luchaban por no luchar. – No quiero escucharlo.

-Señorito, yo me encontraré fuera de la habitación, para darles intimidad, nadie podrá entrar hasta que el duque de el acto por concluido.

-Qué considerado por su parte... - se burló.

-Los ancianos comprobaran que el acto se haya efectuado a la perfección, así que no podrán mentir. – Nolan apretó los labios. – No sé preocupe, el duque será gentil contigo.

El guardián lo dejó enfrente de la puerta antes de llamar, no podía dar un paso más, a partir de ese momento cualquier interrupción sería castigada severamente. El doncel agacho la cabeza cuando vio a las doncellas, no quería que lo vieran llorar. Se sentía aterrado por el simple hecho de que Lennox tocará su cuerpo.

Nolan empezó a sentir frio mientras lo desvestían, el vestido que había llevado hasta hacía unos escasos segundos se encontraba en el maniquí de enfrente. El doncel cerró los ojos cuando le quitaron de la ropa interior, está también debía ser cambiada. Con delicadeza una de las doncellas le entrego el lubricante que le serviría para que el dolor no fuera tan fuerte, mientras otra de las doncellas empezaba a vestirlo de nuevo.

Una fina tela transparente atada a su cadera hacía la ilusión de una falda larga, la ropa interior que llevaba era incomoda y temía que fuera más pequeña de lo que debía únicamente para marcar sus glúteos. Sobre sus hombros pusieron una especie de hombreras unidas por un collar. Nolan no se atrevió a verse en el espejo cuando le avisaron de que ya habían terminado su trabajo.

Las doncellas se fueron en silencio, no debían llamar la atención en aquel momento. El doncel vio con tristeza a su guardián antes de que cerraran la puerta, quería pedirle ayuda. Necesitaba gritarle que quería huir de aquel lugar.

Se sintió completamente solo al darse cuenta de que no se encontraba nadie con él, las doncellas le habían propuesto que se sentará en la cama para esperar al duque, pero no lo hizo. Cada vez que se movía sentía que la ropa interior se clavaba más en su piel. Toco su vientre con miedo, en unas semanas tendría que empezar el tratamiento y había escuchado por el propio doctor que era bastante doloroso.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora