CAPITULO 8

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Nolan se mostraba tímido ante el duque, el doncel empezó a reír con vergüenza cuando Lennox tomo su mano con cuidado, al sentir como se la besaba sus mejillas se sonrojaron. Evangeline estaba demasiado emocionada por ver a su hermano, a pesar de que solo había pasado tres semanas desde que se vieron por última vez.

-Encantado de conocerte, Nolan... - el doncel no se atrevía a mirarlo a la cara, algo que le pareció curioso a Lennox, según lo que le habían contado era un hombre bastante escandaloso. – Lamento haberlo hecho esperar.

-No pasa nada, bueno... - suspiro. – Sé que usted ha estado haciendo cosas importantes, la señorita Evan me lo ha estado contando, así que no estoy enfadado. – Lennox sonrió. – Yo le espere, tal y como me explicó el profesor, él repitió que debía hablarle bien ¿lo estoy haciendo? – pregunto nervioso. – Es así, yo temo equivocarme y que usted se enfade conmigo.

Simba había tomado a Lennox como un completo desconocido, escondido entre las piernas de Nolan comenzó a ladrar furioso al duque, por haber tocado a su dueño. El cachorro se mostró protector cuando sintió que Nolan estaba un poco asustado, aunque él permanecía escondido se hacía notar para que no se acercará demasiado al doncel.

-No es uno de los cachorros de mi hermana... - Nolan asintió y tomo al can entre sus brazos, Simba soltó un gruñido de advertencia cuando el duque fue a acariciar su cabeza. - ¿Tu eres el escandaloso? – rio. – Pequeño, has crecido mucho estos días, pronto serás un perro adulto.

-Él es Simba. – el doncel se lo presentó con miedo. – La señorita Evan dijo que podía quedármelo.

-Así que el pequeño bribón se llama Simba. – Nolan rio. – Encantado de volver a verte, Simba. Eras muy pequeño cuando me fui, es normal que no me reconozcas.

Nolan miraba de reojo al hombre que se encontraba detrás de Lennox, por su uniforme estaba seguro de que era uno de los guardianes del palacio. Pero a diferencia de Pietro, aquel hombre daba demasiado miedo, el doncel estaba seguro que media dos metros, o casi, nunca había visto a una persona tan alta, y eso que estaba seguro de que su padre era el hombre más alto del mundo. Aparto la mirada cuando aquel hombre lo miro, escondiéndose estratégicamente detrás de Lennox.

-Hermano, viniste antes de lo previsto. – el duque le sonrió a su hermana. – Te esperábamos para la siguiente semana, me alegro mucho de que te encuentres de nuevo en casa.

El doncel se sintió intimidado por la mirada del hombre que estaba detrás del duque, con miedo llamó a su guardián aunque no estaba muy seguro de que fuera capaz de romper la fila que se había formado con la llegada de Lennox. Con la mirada, Nolan le pidió a Pietro que lo ayudara, mientras abrazaba con fuerza a Simba.

-Señorito ¿se encuentra mal? – la pregunta de Pietro hizo que el duque volviera a mirarlo. - ¿Quiere sentarse?

Lennox dejo de hablar con Evangeline para acercarse de nuevo a Nolan, el doncel agacho la cabeza con timidez y negó encontrarse mal. Pietro lo ayudo a sentarse, aunque él le dijese que se encontraba bien, Simba intento morder al guardián cuando lo puso de nuevo en el suelo.

-¿Es su estómago de nuevo? – Nolan negaba con el cabeza cada vez más nervioso, la palidez del doncel alarmó a las doncellas que se encontraban en el lugar. - ¿Se siente mareado o cansado?

-Estoy bien. – mintió, sabía que Lennox lo estaba mirando, no podía darle una mala impresión la primera vez que lo veía.

Pietro se puso detrás de Nolan cuando el duque se acercó a ellos. Lennox se mostraba preocupado, aunque aún no lo había expresado con palabras, Evangeline llamó a Drystan por si acaso. Ella se sentía culpable por haber invitado a Nolan al jardín aunque se encontrará mal, aunque el regreso de su hermano los sorprendió a todos.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora