PREFACIO

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La visita tuvo lugar una mañana soleada de principio de primavera, a lo lejos, Nolan pudo observar como un caballo blanco de acercaba a la granja, galopando sobre él se encontraba un hombre joven.

Nolan se quedó en silencio al ver que el hombre bajaba del caballo a escasos pasos de él, no entendía porque le estaba haciendo una reverencia, el hombre le tendió su mano con cuidado, estaba cubierta por un guante blanco.

-¿Aquí se encuentra el señor Garth Gardener? - Nolan lo miró con desconfianza. - He venido desde el palacio Edevane para hablar con él.

-¿Cómo se llama? - pregunto con desconfianza.

-Perdón, olvide presentarme. - su sonrisa parecía forzada, Nolan dio unos pasos hacia atrás con miedo. - Mi nombre es Pietro Fiore, encantado de conocerlo, pequeño doncel Nolan Gardener.

Pietro espero una respuesta de parte del doncel, para poder levantar la cabeza. Al ver que tardaba levanto la cabeza, comprobando así que Nolan ya no se encontraba enfrente de él, había desaparecido sin hacer ningún tipo de ruido, dejándolo a los dos solos.

-Es él, papá... - busco de donde venía esa voz. - Ese hombre extraño ha comenzado a decir tonterías. - Pietro intento mantener la compostura cuando vio a Garth. - Creo que ha venido a robar las gallinas. - lo culpo. - Es muy sospechoso papá.

Nolan se encontraba escondido detrás de un hombre que era dos veces más alto que Pietro. Garth sostenía una horca entre sus manos, dándole un aspecto más aterrador, no podía ver sus ojos ya que mantenía la mirada gacha y el sobrero ocultaba gran parte de su rostro.

-Me insulto, papá... - Pietro trago saliva, no sabía cómo pelearía con él, si se diera el caso. - Me llamó doncel. - continuo indignado. - Y luego me hizo esto. - imito su pose, cada vez parecía más enfadado. - No me fio de él papá.

-Señor Gardener, soy Pietro Fiore, guardián principal del palacio Edevane. - Nolan lo miró enfurecido. - El duque Lennox me envió aquí para hablar con usted.

-Papá, habla muy extraño. - le susurró al oído para que no le pudiera escuchar. - Podía servir como fertilizante ¿podemos quedarnos con el caballo?

Garth mostró una gran sonrisa al escuchar a su hijo, Pietro tenía miedo de que su corta vida terminara en aquel lugar, siendo comida para plantas. Nolan le gruño cuando vio que se acercaba a ellos, con sutileza empujaba a su padre para que lo protegiera mientras le daba idea de que podían hacer.

-Su ropa la podríamos vender en el mercado. - sonrió, y oculto su rosto cuando el guardián lo vio. - Se ve cara papá, con ella podremos comprar mucha comida, distráelo, yo iré a por el caballo.

-Señor Gardener. - Pietro se quitó los guantes para mostrarle respeto al granjero y le tendió la mano con un poco de miedo. - Debo hablar con usted, el duque Lennox me dio este sobre para que lo leyese.

-Papá, creo que la olla está limpia. - el guardián intentaba ignorar las palabras de Nolan. - Puedo ponerle un poco de agua, y...

-Cielo... - la voz de Garth era dulce cuando se dirigía a su hijo. - Dale un poco de comida al caballo, estará cansado del viaje. - Nolan asintió. - Llévalo al establo para que pueda beber y descansar, puedes comprobar cómo se encuentra el nuevo potrillo.

Espero a que su hijo se fuera, para cambiar su aspecto amigable. Pietro pudo notar como su sonrisa tierna se volvía sombría, sus ojos se clavaron a la gran cicatriz que tenía Garth en su mejilla, el hombre cruzó los brazos sobre su pecho antes de referirse al guardián.

-Alguien con aspecto tan débil, debe cuidar de mi hijo. - respondió desanimado. - Los guardianes del palacio ya no son como antes, que decepción.

-Disculpe... - Garth suspiro. - Debe entregarle este sobre, el duque Lennox.

¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora