Había pasado una semana desde que Harry había llegado a la mansión Koshky, y podía decir con seguridad que nunca se había sentido tan cómoda como lo hacía ahora, por supuesto que la madriguera de los Weasley lo hacía sentir como en casa, pero sentía que estar ahí con ellos era una sensación diferente.
Quizás las circunstancias lo hacían diferente.
Debía admitir que al principio se sentía bastante intimidado por el padre de su amiga, quién lo interrogó de manera pacífica con una leve agresividad cual Hufflepuff; pero siempre era salvado por Miki, que solo se dedicaba a decirle que no tenía nada de que preocuparse porque si algún día ocurría algo, ella estaría segura con Harry.
Aunque él sabía que ella lo decía en broma, no tenía idea del poder que causaban esas palabras en el chico de lentes.
Después de lo que ocurrió en el autobús, Harry no podía dejar de pensar en eso, le dio vueltas una y otra vez al tema, quería hablarlo, quería decirle y preguntarle si acaso ella había sentido algo también.
Si estaba igual de confundida que él.
Sobre todo cuando un momento estaban hablando sobre sus vidas o bromeando, y al otro se besaban con la absurda excusa de practicar para aprender a besar a sus futuras parejas.
Ninguno se quejaba, porque la ola de sentimientos que venía después de eso los mantenía ocupados en sus propias cabezas.
Era un error.
Pero les gustaba.
Eran jovenes, pero sabían exactamente lo que estaban haciendo.
En esos días, Harry se había planteado muchas veces en escabullirse a la habitación de Miki para preguntarle respecto a lo que sentía por él; escabullirse tal como lo hacía ella cuando tenía esas constantes pesadillas de las que tanto le había hablado.
Él trataba de estar para ella, así como ella lo hacía cuando iban a visitar la tumba de los padres de Harry en el Valle de Godric; tal vez esa era una de las razones por las que se sentía muy cómodo en casa de los Koshky, porque, se sentía también más cerca de sus padres.
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𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑 - harry potter
Fanfic-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba. Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...