-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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Desde la última noticia que supo del Ministerio de Magia, el poder de Dolores Umbridge solo iba en aumento al igual sus portadas de honor en El Profeta enmarcadas en las paredes del Gran Comedor al igual que sus nuevas y estúpidas reglas.
Miki repudiaba a esa mujer, cada día le demostraba que la palabra "diversión" no entraba en su vocabulario, y mucho menos respeto.
Todo este tiempo había estado tomando apuntes de cada uno de los profesores para ver si eran aptos para enseñar en Hogwarts, pero su punto de quiebre fue escuchar como se burlaba de su profesor de casa, y a pesar de los del hombre para que se quedara callada.
Simplemente no lo hizo.
He ahí su nuevo castigo; la oficina de Dolores ya parecía su nueva recámara,se la pasaba más tiempo después de clases que con sus amigos, de todas formas no le importaba mucho, sobre todo cuando sus tres amigos comenzaron a aplicarle una estúpida "ley de hielo" hasta que dejara de meterse en problemas.
¿Acaso no pensaban que eso la obligaría a hacerlo?
—'No debo desobedecer las órdenes de mis profesores en clase'—Dictaminó la mujer con una sonrisa cuando la pelinegra toma la pluma frente a ella—Quizás meterse en problemas si viene de familia
—¿Esto le encanta, no? Ver como todos le temen—Susurro la chica aguantando el dolor en su mano al empezar a escribir su plana, esta vez serían 20 líneas.—¿Le satisface ver esto?
