-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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Miki sonrió hacía el de lentes después de conjurar el hechizo para que nadie pudiese oírlos a esa hora, y mucho menos molestarlos.
Estaban en el salón de DCAO.
La joven recordó la conversación que tuvo con John esta tarde, donde le preguntaba si había logrado avanzar con el huevo de oro.
Lo cierto era que no, estaba demasiado ocupada tratando de enseñarle a bailar a Harry que lo olvidó por completo.
"Estoy tratando de hacer que ganes, tienes que concentrarte, el dinero para el ganador es mucho" pero eso no le importaba, ella ya era rica, y si era sincera, prefería que Cedric se llevara la gloria.
Después de la conversación que tuvieron antes que el cáliz sacara su nombre, ella deseaba que el Hufflepuff se coronara campeón; pero otra parte de ella quería ganar para demostrar que era tan buena como alguno de ellos.
Quizás esa era la parte mala de Tom Riddle.
Solo por eso, se obligaba a si misma a restarle importancia al huevo de oro.
—Vamos Harry, no puedes esperar aprender si sigues ahí —Se queja la chica cuando su amigo la observa tímido—Me contaron que Eloise Midgen te dio cátedra hace dos días, Potter
Harry soltó una sonrisa, después que su jefa de casa, Minerva McGonagall los obligara a bailar, Eloise había sido la única con la delicadeza de tener considerable con su brazo lesionado producto de su enfrentamiento con Colacuerno.
Miki puso una melodía alegre y extendió la mano hacia Harry.
—¿Listo para continuar con sus lecciones de danza, Sr. Potter? —preguntó Miki con una sonrisa juguetona, fingiendo un tono de Darcy, si que amaba las novelas y películas muggle.
Harry, un tanto torpe al principio, se dejó llevar como todas las veces que ella lo lideraba.
No era la primera vez que bailaban, sin embargo; Harry sentía lo mismo cada vez que la tenía tan cerca.
Nervios.
—Lo siento—susurra avergonzado cuando le pisa el pie a su amiga, pero esta niega, era parte del trabajo.
