-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La banda sonora tocaba mientras los vitores de euforia por parte de todos los estudiantes replicaban por toda las gradas del campo de quidditch.
Miki suspiró cuando Snape le colocó una mano en el hombro para tratar de calmar sus nervios, ambos salieron del túnel justo como los otros cuatro campeones hicieron.
Ahora quería vomitar al ver a tanta gente ahí, en busca de Charles, con alguna esperanza de que estuviese ahí, no lo encuentra, pero en las gradas pudo ver y escuchar a los estudiante de Slytherin coreando su nombre.
Podían ser 'malos' como todos los catalogaban, pero jamás dejarían a un miembro de lado.
—¡Sonorus!—recitó Albus Dumbledore en el podio que se encontraba a mitad del campo —Hoy el profesor Moody puso la Copa de los tres magos en el laberinto. Solo el conoce su ubicación.
Miki se cruzó de brazos para escuchar atentamente las palabras del director, sin notar que Harry la miró con una sonrisa mientras pensaba lo linda que se veía con el uniforme, el cual era igual que el suyo, solo que en verde y negro.
Definitivamente el verde era su color.
—Ahora, como el señor Diggory...—continuó el de barba blanca antes que la tribuna de Hufflepuff y algunos de Ravenclaw estallaran en gritos, la de pecas no pudo evitar sonreír por lo bajo cuando notó como Amos Diggory levantó la mano de su hijo con orgullo.
Si Harry o ella no lograban ganar, esperaba sinceramente que él lo hiciera.
—... el señor Potter y la señorita Koshky—nuevamente las tribunas gritan de euforia, esta vez fue el turno de Slytherin y Gryffindor por sus campeones—... están empatados en primer lugar, ellos entrarán primero al laberinto seguidos por el señor Krum...
—¡Vamos!—Gritó Igor Karkaroff a su hinchada de alumnos al escuchar el nombre de su pupilo
—Y la señorita Delacour—Completó el nombre de los campeones, a ese punto cualquiera diría que ya estaría cansado por las interrupción—¡La primera persona que toque el trofeo ganará!
