-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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Miki dejó diario El Profeta en la mesa cuando leyó el titular sobre Dumbledore, odiaba a Rita y a ese estúpido periódico ¿Por qué se esforzaban tanto en destruir la imagen de alguien después de muerto?
Lo habían hecho con Charles, no le sorprendía que lo hagan también con Dumbledore.
—Ama Lestrange, ¿Se encuentra bien?—Preguntó la elfina conocida como Ginthe que Rabastan había tenido desde que era un niño—Ginthe desea saber si su ama necesita algo más
Miki negó con una sonrisa, solo había sentido un leve espasmo en su panza, al parecer Sirius estaba más despierto que nunca, aunque llevaba haciendo eso desde su cumpleaños.
—Estoy bien, puedes ir a preguntarle al señor Lestrange si necesita algo—Le dijo para sentarse en el sofá
La elfina asintió obediente pero antes que pudiese dar algún paso, el susodicho hizo aparición en la sala vestido completamente de negro.
—Dejanos solos, Ginthe—Ordenó en tono demandante para ganarse la mirada de su esposa—¿Te gusta como me veo?
—¿Saldrás a esta hora?—preguntó confundida, ya casi era media noche
—¿Acaso te preocupa a donde voy, esposa mía?—Se burló para ver como hacía ella un gesto de dolor—¿Tú engendro también está despierto?
Miki lo ignoró.
—Quizás sienta que su estúpido padre va a morir hoy—Sonrió macabramente cuando la atención de la chica de pecas lo volteo a ver para levantarse cuidadosamente del sofá—¿Ahora si tengo tú atención?
—¿De que mierda hablas, Rabastan?—Cuestionó manteniéndose de pie con algo de dolor—¿Vas a decirme o debo sacarte las jodidas palabras de la boca?
Rabastan la tomó del brazó pero esta lo apartó al instante, no dejaría que la lastimara de nuevo.
—Estoy siendo muy bueno contigo, le mentí a mi Señor al decirle que había hecho que recapacitaras por la escena que le hiciste en la casa de mis tios—Decretó con odio—Sigue enojado y por tú culpa, mis padres no irán a asesinar a tus estúpidos amigos y a tú inútil cuatro ojos
