-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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—No pueden hacerlo, señor, tiene que convencerlo que el estúpido translado no va ser en cinco días—Expresó Miki mientras trataba de seguirle el paso a un enojado Snape—pronto será su cumpleaños... no puede morir antes de su cumpleaños
—Lo intentaré, pero sigo diciendo que fue una mala idea que viniese hoy Miki, sobre todo cuando sabes tu condición—Recordó deteniéndoselo a mitad del sendero, no le gustaba la idea de aquella adolescente ir a las reuniones en la mansión Malfoy cuando podría quedarse en su nueva casa, sobre todo cuando faltaban dos semanas para que diera a luz.
—Señor, solo estoy embarazada—susurró con pena, aún seguía causándole algo de vergüenza al recordar como Snape le tomó más de una hora en preguntarle si había tenido relaciones con alguien, la pelinegra jamás olvidará la cara de su antiguo profesor al decirle el nombre del Gryffindor.
Trágame al infierno Salazar Slytherin, pensó.
—Justamente por eso, debes pensar que en cualquier momento podrías dar a luz—Agregó para extenderle una mano al hombro de la menor para hacer que ella lo mirara fijamente—Deja de preocuparte por Potter, su vida no es tú prioridad... ahora no solo es tú vida, es la que llevas dentro de ti
—Señor
—Todos los esfuerzo que he logrado junto a Nadin para que nazca en un lugar seguro, ¿Acaso ha sido en vano, Miki?—Preguntó seriamente y en ese momento ella negó, el adulto tenía razón.
Ya no podía decir que sacrificaría su vida por Harry, porque por la única persona de debía hacerlo ahora era por Sirius.
—Lo siento, señor—Susurró bajando la mirada y un regocijo de culpa atraviesa el pecho de Snape, que quitó su mano del hombro de Miki para darle una leve caricia en la coronilla de forma paternal
—Eres joven, demasiado para ser madre...
—Acabo de cumplir 17 hace tres semanas, señor—Recordó Miki con cierto humor pero se disculpo al ver como la miró el hombre
—Lo sé, pero sigues siendo pequeña... no espero que seas madura en muchas decisiones que tomes aún, pero voy a ayudarte a que tomes las mejores para ustedes—Aclaró ladeando una leve sonrisa, que se extendió más cuando la de pecas lo abrazó por impulso.
