-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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Dumbledore acaricia de manera paternal del suave y liso cabello de la adolescente de pecas mientras que esta continua llorando en su hombro.
Nunca se había considerado una persona sentimental, al menos desde que dejó de serlo hace mucho tiempo pero, habían cosas tanto en Harry como en Miki que lo hacían sentir empatía sobre lo que les ocurría.
—Señor, él... le ha pedido a Draco que lo asesine, si no lo puede completar me ha dicho que debo hacerlo yo—titubeó al separarse y limpiarse las lágrimas con las mangas de su suerte negro
—¿Como te sientes ahora?—preguntó interesado para tratar de cambiar de tema
—Señor...
—Responde esa pregunta, Miki
—Enojada, frustrada, triste—Enumeró con semblante decaído
—Entonces es bueno escuchar que te ha regresado la capacidad de sentir sin que te duela físicamente—Indicó lentamente para caminar a su escritorio y sacar una fotografía—Ha jugado con tú mente, justo como lo hizo con ella hace más de tres décadas
Miki mira la imagen, su abuela sonreía animadamente mientras acariciaba una pequeña lechuza en sus manos.
—Le fallé a Samira, pero no lo haré contigo... y mucho menos con tu madre, prometo que la alejaré...sin embargo a veces hay cosas que debemos aceptar, Miki—Admitió con un tono comprensivo antes de sentarse en su escritorio—Hablaremos antes que Harry venga, debo pedirte encarecidamente algo... pero debes jurar que no dirás nada de lo que diga o pida
—Señor...
—Debes jurarlo—interrumpió mirándola fijamente, los asustados y dudosos ojos azules de la menor lo analizaron para por fin rendirse ante la petición con un simple asentimiento
—Lo juro
Dumbledore ladeo una sonrisa empatica, entonces era momento de la verdad.
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