-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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Cuando creyeron que la situación no podía tornarse más confusa, lo hizo cuando Scabbers, la vieja rata de los Weasley, resultó ser un animago llamado Petter Pettigrew.
Miki sabía que había algo raro con aquel roedor.
—¿Eres Sirius?—Pregunta el regordete hombre, que centraba su completa atención a los que unas vez lo consideraban hermano—¡Mis viejos amigos!—Exclama con falsa felicidad, corriendo a brazos de los merodeadores para abrazarlos pero estos lo empujan para apuntarles con sus varitas.
—¡Harry!—Dice el hombre rata, volteándose a dirección del chico de lentes, que se encontraba algo apartado de sus amigos.
Hermione frunce el ceño cuando comprende que Remus y Sirius tenían razón, por otro lado, sentada desde el colchón junto a Ron, Miki observa la situación en silencio.
Aún tenía mucho que procesar.
—¡Mírate! Eres idéntico a tu padre—Harry retrocede cuando Peter se acerca a él—A James. Éramos excelentes amigos—Concluye; extendiendo sus manos a la cara del chico pero antes que el hombre pudiese hacer algo, la joven de pecas se levanta de un tirón para apartar a Harry de él, al igual que Sirius apartaba al viejo de ellos.
En algo tenían que parecerse.
—¿Cómo te atreves a mirar con Harry? ¿A hablar de James enfrente de él?—Cuestiona enojado, empujado a Peter pero este sale corriendo para resguardarse detrás de un piano—¿Cómo te atreves a mirar a mi sobrina?—cuestiona más enojado el hombre cuando ve al regordete hombre mirar con curiosidad a la chica que se encontraba junto a Harry—¡Mirame a mi, traidor!—Exclama Sirius, apuntándole con la varita al que una vez fue su amigo—¡Háblame a mi! ¡No a ellos!
—¿Tu fuiste el que delató a Lily y James? ¿No?—dice directamente Remus Lupin, pero ya sabía esa respuesta.
Todos ahí lo sabían.
—No fue a propósito—Confiesa bajando la mirada como si recordara el día exacto, pero no solo recordaba eso—Nada fue a propósito... tienen que creerme... tienes que creerme—Expresa con el mismo tono de arrepentimiento, la única diferencia era que esta vez, miraba en dirección a los menores—Yo no quería hacerle eso
