-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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Miki miraba la fogata de lejos sin alguna expresión mientras las personas a su alrededor celebraban con euforia la victoria de los irlandeses, que detonaron superioridad en todo el partido, seguramente de no ser por Viktor Krum, los búlgaros hubiesen salido con menos puntos de diferencia ante los de Irlanda.
Ahora eso no le importaba mucho a la de pecas, sino lo que pasó después de eso, cuando su papá solicitó hablar con ella.
Nunca nada nada salía bien cuando no se preparaba.
Así fue.
Solo consiguió colmarle la paciencia al Hufflepuff, logrando que se marchara de ahí con lágrimas en los ojos ante el evidente rechazo de la joven que había criado de bebé.
La Slytherin ahora si se sentía como una perra completa, ya no era Heather, era peor que eso, hizo llorar al hombre que la cuidó y le dedicó toda su vida.
Solo por mentirle.
Lo peor no era eso, sino que, a pesar de saber eso, no sentía remordimiento alguno porque dentro de ella sabía que se lo merecía, Charles Koskhy se lo merecía.
Se odiaba, porque claramente, a medida que se comportaba de esa manera no podía evitar pensar que de esa forma actuaría Tom Riddle.
Trataba de evitarlo, trataba de ser diferente pero ahora era imposible, creía que al saber la verdad una extraña chispa en su cortez se encendió, haciéndola adquirir otra personalidad que realmente desconocía y odiaba ser.
Pero que la hacía sentir poderosa al saber que no sería ella la lastimada; juró que tendría el control de su vida y de sus emociones.
Estaba siendo fácil desde entonces.
—Todos estamos preocupados por ti—escucha junto a ella de repente, pero reconocía esa voz, no era necesario voltearse para saberlo—eres difícil de encontrar—admite el chico de lentes.
No la había visto desde que Charles la llevó a la tolda de los Diggory para hablar.
—No quiero hablar ahora, Potter—murmura sin quitar la vista del fuego.