-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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—¿Gustas una taza de té, querida?—pregunta la mujer traje rosado con una falsa sonrisa amigable
—No, gracias—respondió la chica, claro que no bebería, posiblemente estaba hechizado para que alguien dijera la verdad.
—De acuerdo, entonces cuéntame... ¿Haz estado haciendo cosas ilícitas fuera de tus jornadas de clases?
Miki se cruzó de brazos, solo esperaba que como ella, nadie los delatara, Dolores Umbrigde llevaba toda la semana interrogando a todos los estudiantes de Hogwarts, ahora era el turno de los de quinto año en Slytherin.
—No, ¿Debería?—Cuestiona con una ceja levantada, la mujer baja su mirada a las pequeñas y casi nulas cicatrices en la mano de la chica, quién la esconde con su manga rápidamente
—Veo que haz sanado
—Al parecer me extraña en su oficina
—No, me sorprende que no hayas venido aquí desde que comenzaron los rumores
—¿Acaso quiere que rompa sus estúpidas reglas, señora?—La adulta finge un extraño ruido emocionada
—¡Ahí está, lo que estaba esperando! ¡Ese lenguaje tan vulgar y soez que va a hacerte recapacitar!—La mujer se levantó de su silla para tomar un bolígrafo de su escritorio y colocarlo frente a la pelinegra—Una sola línea bastará para que todos vean, que nadie puede cambiar... ni si quiera una niña tan inservible como tú
Miki apretó sus dientes molesta, si Harry veía la marca se enojaría mucho con ella, pero quizás era necesario que lo hiciera, quizás debería comportarse mal de nuevo para que no sospechara que si sus amigos desaparecían después de clases ella también lo hacía.
—'No debo ir contra las reglas'—susurro detrás y cerca del oído de la pecosa después de colocar una hoja de pergamino en la mesa de la menor—Vamos señorita Black, una sola línea y será libre de continuar con sus estudios, porque espero que piense en pasar sus TIMOs y no en hacer otras cosas.
—Si, señora—murmuró con su puño bajo la mesa apretado, debía controlar su enojo.
La profesora y nueva suma inquisidora de Hogwarts sonrió ante el leve gemido adolorido de la estúpida Black, era como música para sus oídos.
