-Una vida de miseria para todos a quienes apoyaran al señor tenebroso eran las palabras que le repita su padre desde que era bebé pero, por alguna extraña razón, eso no le atemorizaba.
Siempre supo que había algo más, algo que no le decían pero la...
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Miki jamás había sido valiente.
No consideraba que lo fuese, la valentía no era una de sus cualidades, tal vez por eso no seleccionó para Gryffindor.
Y quizás por eso se sentía tan estúpida y cobarde al evitar a Harry en todo lo que restó del año.
Las únicas ocasiones en verlo era en los partidos de Quidditch, y vez la última fue cuando Slytherin ganó el campeonato este año.
Hermione le decía que no era inteligente hacerlo, pero ella simplemente no lo era, incluso si ahora sabía que su verdaderamente era una Ravenclaw, y que su abuela también lo era.
La misma chica que habían visto en los recuerdo de Tom Riddle hace un año, aquella hermosa pelinegra de ojos marinos como los suyos... era su abuela.
Sabía parte de la verdad.
Lo supo cuando de todo después de lo que ocurrió, Severus Snape la castigó, pero no por noquearlo, sino porque ella terminó atacandolo, o al menos intentó, al estar enojada.
Estúpido, pero lo hizo.
Entonces fue ahí, cuando hace más de un mes Albus Dumbledore y su jefe de casa le dieron una verdadera conversación, a la altura de una adulta, pero ella era todo menos eso, era una adolescente que trataba de buscar buscar su camino, el cual comenzaba a verse blanco y negro.
"Eres la heredera de Slytherin" dijo el director de Hogwarts, preparando a la chica para la verdad, ¿Pero acaso esa era toda?
No podía decirle que su abuela era la heredera de Ravenclaw, y que ahora ella era la última viva, simplemente la ponía en peligro.
Su corazón había sido destruido ante cada palabra de los hombres.
Tenía pesadillas cada noche.
Pansy Parkinson, su compañera de habitación, que ahora usaba orejeras para dormir, ya estaba cansada de escucharla gritar.
Sobre todo con la narración de Snape sobre sacrificio de Nadin Mckinnon, o Nadin Black, su madre por ella.
