97 | biblioteca

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Miki nunca había sido una persona madrugadora, al menos lo poco que recuerdo

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Miki nunca había sido una persona madrugadora, al menos lo poco que recuerdo.

Amaba Hogwarts pero esos horarios que tenían era una tortura para ella y estaba completamente segura que para muchos estudiantes del plantel educativo.

Con toda la relajación del mundo, la pelinegra continuó lavándose los rastros de productos para el cabello debajo de la regadera.

Estaba al tiempo justo para llegar a su clase, no para ir a desayunar con sus amigos, pero si para Estudios Muggle.

Por alguna extraña razón la pelinegra no dejaba de pensar en el estúpido miope idiota de cabello oscuro y ojos verdes, no de manera romántica, sino que de manera sexual.

Tenía que admitir que le encantaba la manera en la que la cogía, era tan feroz y dominante que llegaba a opacar a cualquier con los que había estado en ese tiempo.

¿Acaso estaba volviéndose loca?

Mordiéndose su labio inferior la chica cerró sus ojos para pasarse su mano izquierda por uno de sus senos para apretar un poco su pezón mientras bajaba su otra mano hasta bajar lentamente hasta su zona v donde con el dedo indice comenzó a masajear con suaves y repetitivos movimientos su clitoris.

Definitivamente estaba loca.

Nunca había agradecido tanto el tener el privilegio de tener baños privados en sus habitaciones, cualquier que tuviese esa idea, era un genio, porque según tenía entendido no todas las casas contaban con uno personal en cada habitación.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑 - harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora