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Damos inicio al primer Libro.

CAPÍTULO 1

26 de ABRIL de 2011

Pov. Katniss


Aquí viene. Mi propio jodido príncipe azul, Pearce Mellark. Él entra, sus ojos rápidamente echan un vistazo a la maleta en mi mano y brevemente descansan en mi rostro.

Deja escapar un suspiro exasperado, arroja las llaves sobre la mesa, y luego se quita su abrigo. Sus ojos se posan en la botella vacía de vino que terminé hoy. Una sonrisa se extiende a través de su rostro antes de pasar a mi lado de camino a la sala.

Esperaba su falta de reacción, pero igual duele. Estoy bastante segura de que me considera más su escolta personal de alta clase que su esposa.

Aprieto mi maleta, llena de las pocas cosas que son mías. Él puede quedarse con los autos, el dinero y con el ático, las cosas que cree deben consolarme en mi soledad. Todas las cosas materiales del mundo no pueden compensar la creciente desconexión entre nosotros. El diamante amarillo de cuatro quilates en mi dedo es hermoso, pero también es un recordatorio doloroso de los votos que rompió.

Lo miro, ahora holgazaneando en el sofá con una confiada sonrisa arrogante plasmada en su rostro, la misma que llevaba el día que lo conocí. Entro en la sala. Está mirando un partido de baloncesto en su pantalla de televisión odiosamente grande como quien no tiene una sola preocupación en el mundo.

Voltea a verme, aún sin hablar, y mi ira se desborda. Si yo fuera un hombre le patearía el culo. Saco el calendario metido en mi bolsa marcado con los pocos días que ha estado en casa, y con fuerza lo pongo en su regazo.

—No comiences con esta mierda, Katniss. Te envié un mensaje —dice con obvia exasperación.

Mis preguntas se vuelven disparos rápidos mientras camino en frente de la televisión, agitando mi maleta en su dirección y haciendo mi mejor esfuerzo para obstruir su visión.

—¿Me enviaste un mensaje? ¿Y eso lo vuelve correcto? ¿Ves mis maletas en la puerta y la que estoy sosteniendo? ¿No lo entiendes? Me voy, Pearce. ¡Vete a la mierda tú y tus mensajes de texto!

Cambia su posición en el sofá y hace un gesto a la botella de vino vacía, que olvidé botar.

—No hablare contigo mientras estés borracha —dice con desdén.

—¡Sí lo harás! —insisto, acercándome.

—¿Que no te estabas yendo? —pregunta sarcásticamente, con un rostro severo, mientras sonríe con sus ojos.

No me está tomando en serio, así que me agacho y gruño en su rostro.

—¡Eres un hijo de puta! —Me besa en los labios y ríe.

¡El maldito se está riendo! Trato de darle una bofetada, pero él es rápido y mis dedos apenas tocan su rostro.

—¡Maldito, te odio! —rujo y rápidamente me aparto. Empiezo a quitarme mi anillo de compromiso. Quiero tirárselo, pero luego me doy cuenta de que me gusta mi anillo. Es jodidamente hermoso. Así que le tiro el control remoto del estéreo por su cabeza en su lugar antes de marchar hacia la puerta.

Se levanta del sofá, y me sigue, pero sigo caminado. Me agarra del brazo y me da vuelta para enfrentarlo y me quita mi maleta.

—¡Terminamos, déjame en paz! —grito, luchando por liberarme de su fuerte agarre.

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