Pov. Peeta
Katniss definitivamente es todo un espectáculo cuando bebe. Se comporta como una malcriada niña de diez años. Rueda los ojos, da pisotones y hace pucheros. Tuve que fruncir el ceño para no dejar que me vea reír.
Bueno cuando fruncí el ceño al entrar al restaurante y verla con ese tipo prácticamente a punto de saltarle encima fue real. Se necesitó todo de mí para no bajarlo del asiento de un puñetazo. Ella no me dio guerra, cuando me moví para sacarla de ahí, lo cual fue algo bueno. No quería hacer una escena, pero iba a venir conmigo le gustara o no. Era graciosa luego de los tragos que se tomó, fue lindo. Hasta que comenzó a llorar y ahora ha estado en el baño por los últimos diez minutos. El verla llorar me hace sentir como el ser más vil en toda la tierra, porque sé que tiene algo que ver conmigo, o con él, pero esta vez creo que fui yo. Dejo salir un profundo suspiro y finalmente llamo a la puerta.
—Katniss —digo suavemente. Ella no dice nada. Así es que vuelvo a tocar.
—Solo déjame en paz, Peeta.
—¿Podrías salir por favor? —le pido
—No quieres que salga. Confía en mí. Soy un desastre emocional, y tú no estás preparado para lidiar con esta versión mía.
—Me encantaría que saliera cualquier versión tuya que esté ahí dentro. —Siento una sonrisa extenderse por mi rostro. Pienso en la forma en la que sonríe, en cómo se muerde el labio, cómo me da vistazos cuando cree que no la estoy mirando. En la forma en que cuida a Willow, en cómo aun cuando está enojada y haciendo pucheros tiene los ojos más angelicales y los labios más besables, labios que yo no he tenido la oportunidad de besar—. Vas a hacer que te cante si no sales —la amenazo. Recuerdo la forma en la que me miro cuando toqué la guitarra luego que Willow se fue a dormir, en que me miró como si fuera la primera vez. A mí y no a Pearce, y cómo me miró de la misma manera en la que mi madre mira a mi padre.
No quise admitirlo entonces, pero Delly nunca me ha mirado de esa manera.
—Esa no es una buena amenaza. Eres un cantante increíble, Peeta. —Escucho una pequeña risa.
—Eres extremadamente generosa cuando bebes —digo riéndome mientras me siento en el suelo al lado de la puerta—. Confía en mí, no sonaré tan bien sin la guitarra —le digo. Puedo ver que ya no está llorando y ese era mi objetivo—. ¿Podrías salir por favor? —le pido nuevamente, ella está callada. Espero que lo esté pensando—. Te diré un secreto si sales —le prometo.
—¿Uno bueno o uno aburrido? —pregunta y me río.
—Bueno si es aburrido me quedaré en el baño el resto de la noche —le digo. Escucho correr el agua y luego de unos segundos abre la puerta y sale. Luego de pensarlo un poco se sienta en el suelo a mi lado.
—Muy bien. Cuál es tu secreto —dice su voz suena ligera y etérea. Suspiro y volteo a verla, esos ojos llenos de curiosidad están tan cerca que es como si pudiera ver dentro de mi alma. Siento como si estuviese listo para borrar esa línea que existe entre nosotros pero me siento reacio a hacerlo. Sé que una vez que ya no esté, no habrá vuelta atrás.
—He recordado cosas —le digo y sus ojos se ensanchan. Mi corazón da un salto.
—¿Tienes más recuerdos? —pregunta animada y me siento terrible que hasta ahora los voy a compartir con ella. Asiento—. ¿Qué es lo que has recordado? — pregunta.
Dejo salir un suspiro.
—Recuerdo la primera vez que Pearce te dijo que te amaba —digo y escucho cómo su aliento queda atrapado en su garganta—. Recuerdo cuando te estabas mudando y que dijiste que no lo veías como el villano —continúo tragándome el nudo en mi garganta, y veo sus ojos llenarse de lágrimas—. Lo recuerdo a él diciéndole a Dexter que te amaba —digo y respiro profundamente—. R-recuerdo lo mucho que te ama —digo finalmente y la miro. Ella deja salir un suspiro que parece haber estado guardando por años.
Deja caer su cabeza hacia atrás apoyándola en la pared y la más hermosa sonrisa que alguna vez he visto se extiende por su rostro, mientras que una variedad de emociones pasan a través de su rostro, esperanza, felicidad, y alivio.
—Y, terminé mi tarea. Las tres cosas que me agradan de Pearce son: te conoció, hizo a Willow y las trajo a mi vida —digo sintiendo a mi corazón latir más rápido. Escucho que su respiración comienza a acelerarse. Se levanta. Comienza a caminar de un lado al otro en la habitación. Y menea la cabeza.
—No me puedes decir cosas como esas Peeta y pensar que puedo hacer esto contigo —dice como si fuera doloroso. La miro confundido. Me pongo de pie y camino hasta ella, los centímetros que nos separan se van reduciendo hasta que nuestros pechos se tocan.
—¿Hacer el qué? —pregunto y ella me mira a los ojos como si estuviese intentando leer mis pensamientos.
—Pretender que puedo ser tu amiga. Que no estoy enamorada de ti —dice desesperadamente.
—¿Me amas Katniss?
—¿Qué quieres decir? —pregunta suavemente.
—Necesito saber si me amas —le pregunto sinceramente.
Ella me mira fijamente, el tiempo que pasa entre nosotros parece una eternidad.
—Estás justo aquí. Estoy enamorada de ti, Peeta —dice poniéndose de puntillas y llevando sus labios hasta los míos. Me besa suavemente, pero con tanta pasión reprimida que me deja sin aliento. La levanto y la acerco lo más posible a mí. Antes de darme cuenta estamos en la cama conmigo encima de ella, y ella se ve tan hermosa. —Te deseo a ti, Peeta —dice rogándome antes de halarme hacia abajo con ella.
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Pedazos
Romance¿El amor lo puede todo? ¿Realmente se conoce a la persona con quien vivimos y amamos?