Pov. Katniss
Quería decirle que me gusta, por infantil que suene. Sentí que debía decírselo. Si hubo un momento para hacerlo, ya pasó, pero obviamente mi capacidad para encontrar un buen momento con Peeta está completamente apagada. Sus señales son tan mezcladas, que me vuelven loca. Creo que está tan confundido como yo. Otras veces es como si él supiera lo que realmente quiere.
La manera en la que me mira ha cambiado, y no estoy segura si es algo bueno o no. Cuando él solía mirarme, parecía curioso, confundido y nervioso. Ahora, cuando me mira, el nerviosismo más o menos se ha ido, la confusión sigue ahí, pero hay interés, y algo más que no puedo descifrar.
Solo voy a estar aquí otra semana más, y el tiempo ha parecido ir tan rápido. Willow se ha vuelto cercana a Peeta y su familia que estoy casi preguntándome cómo va a hacer cuando al despertar no los vea a él y a la señora Mellark todos los días. Incluso al señor Mellark, aunque no es tan cercano ni amable conmigo. De hecho, creo que puedo sentirlo incluso más frio. No sé por qué me odia tanto. Al principio, pensé que estaba sólo irritado y molesto. Mi presencia le recuerda que su familia no es perfecta. Pero a veces, cuando lo atrapo mirándome, creo que me odia. La cosa es que no es así con nadie más. Ni con Aidan, ni con Lisa, o incluso con los vendedores por teléfono que llaman a la casa, y si me odia a mí por mi asociación con Pearce, puedo imaginarme cómo lo trató a él.
Él es una de las únicas dudas que he tenido acerca de lo que estoy planeando, o reflexionando. Reflexionando es probablemente la mejor palabra. En realidad, esta es una afirmación errónea. La otra duda es Delly. No he tenido que lidiar con ella desde la desastrosa noche de la pista de patinaje, pero es como un latente virus que sabes que en cualquier momento reventará. Me recuerda que mis decisiones no pueden centrarse en lo que Delly piense o lo que le afecte, sino lo que es mejor para Willow porque ese es mi trabajo, ver la salud y bienestar de mi hija. Delly no se preocupa por ello.
La cosa es, que, si el zapato estuviera en el otro pie y yo estuviera comprometida con Pearce, en aquel momento hace ya tantos años, y ella apareciera diciendo que estaba enamorada de Peeta y que tenía una hija con él, me habría hecho a un lado. No me aferraría y le pediría que abandonara a su hijo para mantener la vida que teníamos, pero si no hubiera un hijo de por medio, tal vez no lo habría entendido, y jugaría el juego que ella está jugando. Bueno, nada de esto es un juego, pero a veces me siento como si todo el mundo fuera un tablero de ajedrez, moviendo piezas para su propia agenda. Todos las tenemos, incluso Peeta. Sin embargo, no puedo entender cuál es la suya.
Si se tratara de un juego de ajedrez, supongo que el movimiento que estoy a punto de hacer sería uno grande. He estado teniendo un montón de pensamientos. Eso es todo para lo que he tenido tiempo para pensar, lo cual es bueno, pero también puede conducir a una persona a la locura. Comenzó como un simple pensamiento, lo bonito que sería no ir y venir cada fin de semana o un mes para traer a Willow a ver a su familia. Especialmente con una renta tan barata como aquí. Entonces vi una linda casita en alquiler con dos dormitorios. Los padres de Lisa la están alquilando por menos de seiscientos dólares al mes, y esta sólo a diez minutos de los Mellark. Resulta que la linda casita con dos dormitorios viene con la opción de compra por unos setenta mil dólares. Lo que la haría más barata si la compro. Simplemente no tendría sentido no hacerlo. Especialmente con Lisa diciéndome que en la escuela donde trabaja están buscando un maestro de arte para el próximo año.
La paga no es extraordinaria, pero los dividendos de las acciones de cuando Pearce trabajó en Corporación Crestfield mantienen mi cuenta bancaria inflada. Todo lo que tendría que hacer es complementar algunos requisitos previos de enseñanza y puedo solicitar mi licencia como profesora. Desde que tuve a Willow, la idea de enseñar a los estudiantes de primaria no era tan aterradora como pensé que sería. Pero sería saltar al vacío. No he firmado ni hecho una oferta verbal o mostrado interés. Quiero hablar con Peeta sobre ello antes de ir tan lejos. Aunque no puedo verlo estar en contra de esa idea. Sé que a la señora Mellark le encantaría, cualquier cosa que le dé un mayor acceso a Willow estaría extasiada, incluso Effie no estaría más enojada. Solo estaría como a una hora y media de distancia, versus las cuatro o cinco horas de conducir que tenemos ahora. ¿Quién no estaría feliz? Mis amigas Hillary y Ángela. Pero con Hillary ni siquiera he estado hablando de todos modos, y Ángela está a punto de completar su maestría. Ella va tener mucho por hacer y al final del día, tengo que pensar en lo mejor para Willow, que esté más cerca de su padre. Además, todavía tendría el apartamento de Chicago, está pagado y me encanta.
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Pedazos
Romance¿El amor lo puede todo? ¿Realmente se conoce a la persona con quien vivimos y amamos?