Pov. Peeta
Nunca he sido del tipo de los les gusta jugar. Nunca he tenido el tiempo para hacerlo. Cuando Pearce comenzó a tomar el control realmente no tuve la oportunidad de disfrutar la vida. No salí con chicas, estaba demasiado ocupado con citas al doctor y probando nuevos medicamentos. Todo fue puesto en segundo lugar: ir a la universidad, mi música, mis sueños. Lo único que quería era ser normal, dejar de perder el tiempo. Entonces, no sabía sobre Pearce, que él estaba viviendo la vida por mí, haciendo solo Dios sabe qué. Cuando me enteré de Pearce y conocí a Katniss fue duro darme cuenta que todas esas cosas me estaban ocurriendo, pero parecía ser importante que las supiera. Tenía miedo de saber, pero con cada momento que recordaba me sentía más conectado a él, le entendía un poco más, y lo odiaba, pero lo que vi anoche no me hizo sentir conectado o entenderlo, me sentí asqueado.
Él hizo que secuestraran a un hombre. No sé qué mierda ha estado haciendo o por qué. ¿Por qué estaba buscando a este sujeto, Clay? Lo encontró, y, ¿qué pasó si realmente lo encontró? Siento que ahora tengo muchas más cosas de qué preocuparme que al caso cuantas mujeres se folló. ¿En qué estaba envuelto exactamente?
Eso es lo me que atrajo hasta Chicago, esperando a que Dex salga de su edificio. Tuve que esperar dos horas, pero de pronto lo veo emerger usando uno de sus trajes de mil dólares, con el teléfono en mano.
—¡Dex! —grito mientras troto para alcanzarlo. Él voltea a verme, parece aburrido, como si el verme no fuese una sorpresa.
—¿Qué te trae a Chicago?
—Tenemos que hablar —digo firmemente.
—Tengo muchas cosas que hacer Peeta. No tengo tiempo para la novela que es la vida de los Mellark. —Se ríe, pero cuando lo agarró del brazo, sí parece que lo tomé por sorpresa.
—¿Quién es Clay Rice?
Sus ojos se entrecierran en los míos antes de intentar quitarme su brazo pero no lo suelto. Tiene que ver que hablo en serio, que ésta no es una de esas ocasiones en las que le da una y otra vez sus diatribas metafóricas.
—Este es un Brioni —dice condescendientemente antes de alejarse de mí y frotarse la marca que dejé en su traje.
—¿Hay algún problema señor Crestfield? —Dos hombres grandes aparecen detrás de mí. Dexter suspira.
—No hay problema caballeros. Peeta, tengo algo de tiempo antes de mi próxima reunión si quieres —dice, indicando hacia el auto para que entre. Entro después de él y una vez que se cierra la puerta, él inmediatamente toma la botella de whisky y comienza a servirse un trago—. Cómo sabes sobre el señor Rice —dice, meneando el líquido en el vaso.
—Lo recuerdo Dex. ¿Y quiero saber qué demonios me tenías haciendo? ¿Me contrataste como algún tipo de matón?
—Baja la voz —dice.
—¡Dime! —grito.
—No tenía nada que ver contigo ni con Clay Rice. Eso era cosa tuya, mi amigo —dice.
—¿Acaso... hirió a alguien? ¿Sobre esto te referías ese día cuando fuiste a mi casa? —pregunto con cautela. Dexter suspira profundamente.
—Todavía no dejes que tu conciencia te carcoma. En este momento no tienes nada de qué sentirte culpable —dice, mirando fijamente el vaso en sus manos.

ESTÁS LEYENDO
Pedazos
Любовные романы¿El amor lo puede todo? ¿Realmente se conoce a la persona con quien vivimos y amamos?