24

56 5 0
                                    

Pov. Katniss


Algo le pasa. No sé qué es, pero parece nervioso y un poco tímido. Me dirigía a la habitación a preguntarle qué tipo de comida china quería que pidiera para él y lo escuché hablando o mejor dicho discutiendo.

No escuché exactamente lo que estaba ocurriendo, pero lo que fuera, estaba furioso. Nunca antes lo he escuchado tan enojado. Dijo que estaba hablando con sus padres, pero no veo como podría haber sido eso a menos de que terminara de colgar al momento que entré a la habitación.

Me pregunto si fue una buena idea venir aquí, traerlo aquí y dejar que vea nuestra vida. Acaba de ver a su doctora, tal vez esto fue demasiado, demasiado pronto, pero se veía tan cansado en el auto. Ahora no se ve cansado sino molesto, tal vez incluso un poco paranoico. Aunque su apetito es normal porque se comió dos platos de comida china, pero ha estado tan callado que no sé qué pensar. Ni bromas, ni chistes, ni pequeñas historias, parece como si estuviera pensando profundamente y eso está haciendo que la tensión en el aire sea pesada.

—¿Te gusta la comida? —le pregunto, pese a que la ha estado devorando. Quiero que diga algo, quiero romper el ensimismamiento en el que se encuentra. Es casi como si hubiera vuelto a ser el hombre que apareció en mi cuarto de hotel luego de que exploté frente a su porche. Definitivamente no quiero que regresemos a esa época.

—Está realmente buena. Estoy lleno —dice tragándose el último bocado con un vaso de soda de naranja.

—Me alegra que te gustara —digo empezando a limpiar la mesa.

—No necesito una siesta si quieres salir en unos minutos —dice levantándose y estirándose. Lo miro sorprendida mientras tiro los contenedores de la comida. Usualmente cuando la gente come tanto como él lo hizo, duerme un buen rato. ¿Y él está listo para conducir? Una vez que me he dado toda la vuelta tengo que admitir que se ve alerta, la expresión ansiosa y preocupada se ha ido de su rostro. Tal vez el estar aquí es lo que lo pone incómodo. Intento hacer como que eso no me molesta. Pearce y yo tuvimos muchas peleas y pasamos tiempos difíciles en esta casa, pero también muchos buenos momentos. Que el estar aquí ponga a Peeta tan consternado, no es buena señal y me pregunto si podrá encontrar algo bueno sobre Pearce.

—¿Qué hiciste con sus cosas? —pregunta mientras se pone a mi lado para botar su plato. Desearía que no se colocara tan cerca de mí. De hecho, desearía que lo hiciera aún más cerca, pero estoy intentando ignorar el hecho de que cada vez que está cerca de mí, mi cuerpo cobra vida. Cada terminal nerviosa despierta y ruega por ser tocada.

Estoy aprendiendo a ignorarlas, cada día se vuelve un poco más fácil. Pero hoy es un poco más difícil. Especialmente cuando está tan cerca mirándome en el mismísimo cuarto donde hizo tantas cosas que mi cuerpo recuerda y extraña.

¡Détente Katniss!

—¿Qué dijiste? —pregunto. Estaba tan metida en mis pensamientos que no puedo recordar lo que me acaba de preguntar.

—Sus cosas, cuando estuve explorando arriba, no entré en tu armario o nada por el estilo, pero parece como si solo tú y Willow vivieran aquí. ¿Aún tienes sus cosas? —pregunta metiéndose las manos en los bolsillos. Oh eso es lo que estaba diciendo.

—Están en la bodega —digo alejándome un poco de él, la distancia es algo bueno entre Peeta y yo. Cuando me acerco mucho parece como si su energía me hiciera querer hacer cosas locas como tomar su rostro entre mis manos, besar sus labios y sentir todo ese cuerpo que tanto he extrañado.

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora