21

66 9 0
                                    

12 de Mayo de 2011

Pov. Katniss


—Katniss, tu tía está al teléfono —dice Ángela, sosteniendo el teléfono para mí.

Hago un gesto para decirle que no quiero contestar. Me da una sonrisa de disculpa.

—Umm, no está señora Mellark... digo Everdeen —titubea. Después de un momento se pone a reír—. Dice que sabe que estás, y que realmente necesita hablar contigo.

Ruedo mis ojos y tomo el teléfono.

—Hola, Effie —digo, tratando de evitar sonar fría.

—Hola cariño, ¿cómo estás? —dice, ansiosa. Arqueo mi ceja, sé que se muere por decirme algo.

—Estoy bien. ¿Qué sucede? —le pregunto, sintiéndome casi ansiosa también.

—¡Pearce está aquí! —revela alegremente.

Siento un nudo en mi estómago y cierro los ojos, una sonrisa se extiende en mi rostro. Ya era hora, han pasado tres días enteros desde que hablé con él.

—Katniss, ¿estás ahí, cariño?

—Sí. Sigo aquí —le digo, recordando que estoy al teléfono.

—Dice que es realmente importante que hable contigo —dice ella urgentemente.

Él piensa que cuando necesita algo o quiere algo, es importante. Pero cuando alguien más...

—¿Le dijiste dónde estoy?

—No cariño, ni yo sé dónde estás exactamente.

—¿Le dijiste con quién me estoy quedando?

—Cariño, ¿podrías por favor hablar con él? Sigues siendo su esposa, aun si en este momento estás molesta con él —me ruega.

Ruedo los ojos. Volvemos a la Effie que conozco.

—Hablaré con él —murmuro.

—Pearce, ven —dice alegremente.

—Katniss —dice secamente. Su voz no suena tan urgente para mí.

—Sí, Pearce —digo sin entusiasmo, aunque estoy muy alegre de escuchar su voz.

—¿Dónde estás? —pregunta indiferentemente.

—¿Por qué? ¿Realmente te importa ahora? Ha pasado casi una semana, si no lo has notado —murmuro amargamente.

—Mira, necesito que vayas a casa. —Suena molesto.

—No.

Él no es mi dueño, no tiene que decir "salta", ni yo tengo que preguntar "cuán alto".

—Es importante —dice, con un tono un poco más suave.

—Importante, síp. —Río.

Lo escucho suspirar frustrado.

—Voy a recogerte —dice, como si fuera una orden.

—Ni siquiera sabes dónde estoy.

—¿Quieres que juguemos a las adivinanzas?

—¿Sabes qué, Pearce? Lo que sea que se trate, no me importa...

—Katniss. ¿Puedes simplemente encontrarte conmigo en la casa? Por favor —interrumpe él.

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora