Pov. Peeta
Cuando tenía seis años, mi tía se quedó con nosotros por un par de días. Es una pésima cocinera, pero siempre insiste en hacerlo. Me dijo una mañana que cuando regresara de la escuela me estaría esperando con mi pastel favorito. Como cualquier niño, el pastel era una de mis cosas favoritas. ¿A quién engaño? Aún lo es. Les dije a todos mis amigos sobre él, pensé en ello todo el día en la escuela, y cuando llegué a casa, fui directamente a la cocina. Allí estaba en el mostrador. Un pastel de dos pisos con glaseado naranja. Mi color favorito. Ella estaba tan emocionada para que lo probara que corto un enorme pedazo, pero antes de que pudiera probar bocado, mi mamá la envió a buscar algo fuera de la cocina. En el momento que probé un bocado, lo escupí. Solo puedo imaginar el rostro que debí haber puesto. Le dije a mi mamá que sabía mal y que no quería más.
Mi madre se sentó a mi lado y me dijo que cuando mi tía me preguntara si me gusto, le tenía que decir que estaba muy bueno. Estaba confundido. No era bueno. Era horrible, y se lo dije a mamá. Luego me explicó que mi tía trabajó muy duro para hacer el pastel para mí, que sería hacerla sentir triste si le decía que no me gustaba. Como todo niño de seis años, recordé que le estaría mintiendo y que ella me había dicho que mentir estaba mal. Me sentó en su regazo y me dijo que a veces mentir estaba bien siempre que fuera por una buena razón. Me dijo que era una pequeña mentira blanca y haría a mi tía feliz. Cuando mi tía volvió a la cocina y me preguntó qué tal estuvo el pastel, le dije que estaba bueno y que me lo había terminado todo. Ella estaba tan feliz. Me sentí bien haciéndola feliz, incluso si no me había gustado el pastel. Había dicho mi primera mentira blanca. A veces me pregunto, si le hubiera dicho la verdad a mi tía hace tantos años, que ella no sabía cocinar, tal vez ahora hubiera aprendido a hacerlo, y no apestar siempre.
Si una mentira blanca hace a las personas sentirse bien, incluso si no es de ayuda, lo que acabo de decir a Katniss sería una mentira. No lo hice por herirla, pero en última instancia fue por su bien. Le dije a Katniss lo que necesitaba escuchar. A los veintiocho, había dicho mi primera mentira. Una mentira que hizo lo opuesto a hacerla sentir bien. Cuando Katniss me preguntó si recordaba algo, me paralizó. No sería bueno para ella, para nosotros, si le decía que había comenzado a recordar cosas de mi vida como Pearce. Ni siquiera estaba seguro si eran verdaderos recuerdos.
¿Recuerdas algo? Desearía que ella me lo hubiera preguntado la última vez que la vi, así no hubiera tenido que mentirle, pero por supuesto lo preguntó hoy.
Técnicamente, no sé si estoy recordando. Podría ser simplemente una imaginación hiperactiva. Sueños extremadamente vividos que no se sienten como cualquier sueño que hubiera tenido. La única manera de confirmar si realmente no eran sueños era preguntándole, y no lo voy hacer.
No por ahora. No quiero hacer toda esta situación más confusa de lo que ya es. Sería injusto darle falsas esperanzas. Pensé que pude haber visto la esperanza en sus ojos y eso sería muy peligroso. Su esperanza es para ellos, su esperanza es para Pearce, y no le puedo dar eso. Al igual que una persona que se aferra a un ventilador después que los médicos le han dicho que se han ido.
Pearce.
Pearce es un cabrón egoísta. En los últimos seis años, nunca he recordado nada. Ni una cosa y ahora de repente comienzo a recordar.
Es él. Sé que es él. Él los está compartiendo y si está decidido a hacerlo, no es para mí beneficio. Es por el suyo. Él quiere que le diga a Katniss que estoy recordando. Él no quiere que ella se dé por vencida sobre ellos, y no voy a mantenerla como un rehén para este tipo, a su recuerdo, una esperanza por un futuro que no existe.
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Pedazos
Romance¿El amor lo puede todo? ¿Realmente se conoce a la persona con quien vivimos y amamos?