3

56 4 0
                                    

Pov. Katniss


Desecha. Si tuviera que describir el estado en el que me encuentro esa sería la palabra. Me estoy desarmando. Él me desarmó una y otra vez hasta que terminé en pedazos. Pedazos en los que él me cortó y que luego tiró a lo más profundo de lo que ahora es mi vida, y me estoy ahogando.

¿Cómo llegué aquí? ¿Cómo terminé en la relación más complicada que alguna vez pude haber imaginado en toda mi vida? Recordando todos esos días en los que me pregunté, ¿dónde estaba, con quién estaba, si me estaba engañando con alguien? ¿O si estaba involucrado con el crimen organizado? Incluso se me ocurrió que tal vez hacía misiones secretas para la CIA. Estaba muy equivocada, pero tan locas como eran esas explicaciones, cualquiera de ellas hubiera sido más fácil de manejar.

Ahora está a mi lado y eso me consuela, pero también hace que mi corazón dé un salto. ¿Este debería ser un punto decisivo, pero hacia qué dirección? No lo sé. ¿Dónde está Peeta? En este punto ni siquiera sé si Pearce es el que está a mi lado. La última vez que tuvimos sexo, él simplemente cambió de personalidad. A mi vida le dan la vuelta tan fácilmente como al interruptor de la luz.

Cuando vi a Pearce, no pude evitar preguntarme si realmente fue con Peeta con quien me acosté o si eso solo fue un extraño juego mental de Pearce. ¿Se acostaría Peeta conmigo? Si aún está con Delly no puedo imaginármelo haciéndolo. No creo que ese sea el tipo de persona que es. ¿Pero quién es Pearce? ¿Quién es Peeta? Son lo mismo, pero tan diferentes. Peeta está confundido, pero no creo que Pearce lo esté. De ellos dos, él sabe exactamente lo que está sucediendo. Siempre lo ha sabido y es hora de las respuestas. Si él pensó que esa pequeña demostración de ayer iba a callarme, le espera una gran sorpresa. No ha estado por dos años. Sentí su ausencia cada día durante ese tiempo y necesito respuestas, no solo por mí sino también por Willow y por su familia.

Anoche, fue como recobrar el tiempo perdido, dos años de tiempo perdido, de no estar juntos, de que él no tuviese mi cuerpo, y ayer, sentí como si me hubiera reclamado como suya. Tenía que probar que era suya, que me conocía mejor y de formas en las que Peeta no lo hacía. La cosa es que, después de todo el tiempo que llevo de conocerlo y del poco tiempo que llevo de conocer a Peeta, sé más de Peeta que de Pearce, y eso hace que quiera vomitar. Aún estoy herida porque no me dijo la verdad y asqueada de que hayamos vuelto a caer justo en nuestra rutina, el arreglo temporal por medio del sexo, y no puedo dejar que vuelva a pasar. Dijo que perdí mi fuego con Peeta, que mi chispa se ha ido. Bueno si se refiere a ser una lunática gritona, no, yo no era así con Peeta. Era agradable aun si eso me hacía sentir que tenía que tener cuidado donde pisaba la mayoría del tiempo. Sentí que tenía que tener cuidado con Peeta. Él era vulnerable, casi rompible, pero ¿qué pasaría una vez que Peeta se rompiera? ¿Un Peeta roto seria Pearce? ¿Rompí a Peeta?

—Tienes una hora para vestirte o te dejo aquí —dice, su voz y tono son inconfundibles y muy distintos a la voz que he estado escuchando las últimas semanas. Una voz que casi había olvidado pero que se está grabando en mi memoria nuevamente, y que vibra a través de mí.

Intento recordar cómo respondería la vieja Katniss y lo comparo con la Katniss que he sido estas últimas semanas. ¿No puedo evitar preguntarme, quién soy ahora? La Katniss de ayer se ha ido, fue destruida. Ella folló hasta lograrlo. Intento encontrar las palabras de acuerdo a la persona que debería de ser, pero no tengo idea de qué decir. Nada de lo que se me ocurre parece adecuado así que me quedo perfectamente quieta y callada. Eso no es algo que haya hecho antes. Me doy la vuelta para verlo desaparecer dentro del baño, tan pelado como un huevo, con el cuerpo de un dios y con la actitud de un niño de seis años.

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora