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9 de Mayo de 2011

Pov. Katniss


He andado de puntillas en la casa por las últimas horas, admito que es porque estoy intentando evadir a Effie. No la he visto desde que ocurrió el momento más vergonzoso de mi vida. Sospecho que se fue poco después de que nos encontrara a Pearce y a mí en la alacena. Hemos sacado a la pobre mujer de su propia casa. ¿Qué tan terrible es eso?

He estado intentado pensar a dónde puedo ir para usar una conexión Wi-Fi en Saginaw. Mi mente ha estado dispersa, ocurriéndosele ideas y sueños sobre abrir mi galería. No sé por qué no pensé en eso yo misma. Sonrío, pensando sobre la epifanía que tuvo Pearce esta mañana. Él puede ser distante, apartado, y distraído la mayoría del tiempo, pero sin importar los lejos que este su mente, eso no cambia el hecho de que me conoce y sabe lo que me hace feliz. Y en este punto, también debe saber lo que me entristece, qué es lo que me lastima hasta el fondo.

Me dirijo hacia abajo para encontrarme con que Pearce se ha quedado dormido viendo Sports Center. Sonrío y me acurruco a su lado. Inhalo su aroma, después de todos estos años, aún no puedo creer lo bien que huele siempre. Él ajusta su posición para dejarme subir a su lado. Alcanzo el control que descansa sobre su pecho, pero él lo toma.

—Estás durmiendo —me quejo.

—Pero aún lo estoy escuchando —contesta, con los ojos cerrados.

—Eres tan egoísta. —Hago un puchero, acurrucándome más cerca de él y disfrutando su calor.

—No, simplemente fuiste demasiado cobarde para bajar primero —contesta.

—¿Qué tal te fue... con Effie?

—Todo estuvo bien. Me disculpé y le dije que fue mi culpa.

—¿Cómo lo tomó?

—Ella dijo que también fue joven una vez y que no te preocuparas. Te dije que había tenido acción en la alacena antes. —Ríe.

Le pego juguetonamente.

—¿Ya hablaste con Dexter?

—No, está en Irlanda. ¿Por qué?

—Bueno, dijiste que el venir aquí pudo haber arruinado un negocio para él. Quería asegurarme que todo estuviera bien entre ustedes.

—Sí, es algo en lo que estaba trabajando por mi cuenta. No iba a decirle a Dex hasta que lo hubiera tenido asegurado. No es gran cosa.

—Bueno, ¿qué era en lo que estab...? —Me callo cuando su teléfono comienza a sonar. Puedo ver el identificador desde aquí. Es él.

—Hablando del diablo. —Se ríe y contesta.

—¡Dex! ¿Qué tal el whisky por allá? —pregunta, con una enorme sonrisa en su rostro. Escucho la voz de Dexter al otro extremo, pero no es fuerte ni bromista como usualmente lo es con Pearce. Luego de unos momentos, la sonrisa de Pearce desaparece convirtiéndose en algo más serio.

—Pearce, ¿qué sucede? —pregunto, notando el cambio en su comportamiento. Su rostro muestra algo que nunca antes he visto.

—Sí, aún estoy aquí —dice, casi sin pensar. Su rostro es de preocupación, pero sus ojos tienen una mirada perdida. Lentamente se sienta, obligándome a sentarme también—. ¿Cuándo obtuvieron esa información? ¿Qué tan malo es? Sí, está aquí. Estamos en Saginaw en casa de su tía.

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