10 de Mayo de 2008
Pov. Katniss
—¿Así que, ¿me estás diciendo qué esta pintura no despierta la creatividad interna de tu alma? —digo sarcásticamente, tocando su brazo con mi codo. Ésta sería la quinta pintura que no le gusta. Él me sonríe y suspira un poco.
—No realmente —dice con una pequeña sonrisa.
—¿En serio? ¿Cómo es que esto no te cautiva? —pregunto, volteando a mirarlo. Hay una caprichosa expresión en su rostro. Él camina a mi lado y coloca su mano en la barbilla, imitando el pensar profundamente.
—Es un tren atravesando una pared, ¡genial! —dice irónicamente. Si esa maldita sonrisa no fuera tan hipnotizadora, estaría bastante intrigada con esto.
—De acuerdo, tal vez el arte moderno no es exactamente lo tuyo —cedo. Miro alrededor del museo. Ha pasado un tiempo desde la última vez que estuve aquí y ellos han añadido tanto para la apertura. Se me ocurre una idea y sonrío. Tomando su mano, lo halo detrás de mí caminando rápidamente hasta que finalmente localizo la pintura que estaba buscando. ¡Lo logre! Volteo hacia atrás para ver que sus ojos no estaban en la parte trasera de mi cabeza sino en una región más baja. Solo fingiré que no vi eso.
Me detengo frente a ella, y él me mira con interés.
—Y bien, ¿qué hay de esta? —pregunto curiosamente. Miro como se acerca y examina la pintura.
—Un Domingo en La Grande Jatte. —Lee.
—¿Te gusta esta? —le pregunto.
Se encoge de hombros.
—Está bien —dice secamente.
—¿Bien? —Me río incrédulamente—. Georges Seurat estaba dominando la técnica del puntillismo antes de que siquiera se pensara en ella. Todo esto empezó como puntos y mira.... —Me callo, sintiendo el calor de su cuerpo detrás de mí. Me detengo a mitad de la oración. Siento su cálido aliento contra mi cuello mientras hace a un lado mi cabello con una mano. Su otra mano se encuentra en mi cintura y sus dedos comienzan a deslizarse lentamente hasta alcanzar mi cadera.
—Como dije antes. —Sus dedos bajan por mi cuello mientras sus labios endulzan mi oído—. Creo que hay cosas mucho más interesantes que observar —susurra.
Katniss contrólate, solo cálmate. No puedo evitar como mi cuerpo acaba de reaccionar a eso y apenas me tocó, pero sí, lo hizo en todos los lugares correctos. ¡DETENTE! Cruzo los brazos sobre mi pecho, sólo para asegurarme de que no vea qué tan obvio reaccionó mi cuerpo.
—¿No lo crees? —contesta juguetonamente, caminando hacia atrás con una sonrisa.
Dios ayúdame. Solo hemos estado aquí una hora y ya se me están viniendo pensamientos que realmente son los pensamientos de una cuarta o quinta cita. Respiro profundamente, intentando recuperar mi compostura antes de unírmele frente a una enorme fotografía en blanco y negro del océano.
—Esto me gusta —dice, mirándola fijamente. La veo, realmente nunca me ha gustado la fotografía, pero tengo que aceptarlo, es hermosa.
—Puedo ver por qué —digo, fascinándome con ella.
—Es real. No tiene ni decoraciones ni sensores. Es lo que es —dice quedamente—. Entonces, ¿qué tipo de dibujos haces? —Él rompe el hechizo y regresa su atención a mí. Sonrío.

ESTÁS LEYENDO
Pedazos
Romansa¿El amor lo puede todo? ¿Realmente se conoce a la persona con quien vivimos y amamos?