35 (Final del 1er. Libro)

84 10 0
                                        

23 de Marzo de 2013

Pov. Katniss


Han pasado dos semanas desde que me ocurrió la catástrofe de esas que pasan solo una vez en la vida; desde que me enteré, conocí, y bien, casi peleé con Pearce... Peeta y la mujer que ama. La mujer que desafortunadamente, de una manera bizarra, e inimaginable, será la madrastra de mi hija. Intento no pensar en eso, o que se supone debo aceptarlo. Dije que lo aceptaría, y mi mente me dice que debo hacerlo, pero mi corazón y mi mente nunca han sido capaces de ponerse de acuerdo en algo. Pero ya que acorde que mañana me dirigiría a Madison, para que Willow conozca a Peeta y a sus padres, me encuentro pensando en eso más y más. Hoy, recogí la confianza para comenzar a salir adelante. Aun así, es gracioso que cuando uno intenta seguir adelante, algunos hábitos del pasado resurgen y se envuelven a tu alrededor.

No he tomado alcohol desde antes que me enterara que estaba embarazada de Willow. De hecho, la última vez que bebí fue la noche donde posiblemente la concebí. Esa noche, empaque mis cosas con la ayuda del vino, determinada a dejar a Pearce. Esta noche, lo necesito para ayudarme a empacar sus cosas, intentando contentarme con el hecho de que se ha ido.

Miro a las cajas que empaqué, lo que queda de todas las cosas de "Pearce" que pude encontrar. Es el primero de muchos pasos que estoy tomando para intentar "limpiarme" de él, aun cuando el mero pensamiento hace que mi corazón se entristezca, y mis lágrimas me ahoguen mientras recojo todo en un solo lugar. Sigo intentando recordarme que tengo que hacer esto, que esto es por Willow, pero, ¿cómo me quito la sensación de que estoy de luto? Sé que solo han pasado dos semanas desde que todo esto ocurrió, pero, ¿cuándo sentiré que ya estoy "reparada"? ¿Cuándo seré capaz de superar todo lo que ha sucedido? ¿Cuándo me comenzaré a sentir un poco menos entumecida de lo que me sentía el día anterior? Porque en este instante, el mismo agujero dentro de mí parece estarse haciendo más profundo, y lo que Ángela describió como una manera de recuperar mi vida, de hecho, es como enterrarme cada vez más y más profundo. Aprieto las manos y respiro profundamente. No puedo soportar esto.

Luego de pasar horas revisando sus cosas y empacándolas, de pasar horas limpiándome, he estado buscando sin éxito, mirando viejas fotografías de nosotros, intentando encontrar alguna señal. ¿Había algún secreto escondido en sus ojos que no pude revelar? Repaso cada conversación que tuvimos, tratando de pensar. ¿Hubo algo que no noté? ¿Alguna vez intentó decirme? ¿Hubo algo que ignoré que hubiera evitado que terminara aquí? Al final, me doy cuenta que estoy rodeada por el pasado, por mentiras, por el fantasma de una persona que realmente nunca existió.

Ese pensamiento envía escalofríos por mi cuerpo, y si lo creyese, no estaría de luto por una persona que aún está viva. Al menos su cuerpo está aquí. Intento no pensar en dónde se encuentra Pearce realmente. ¿Qué le sucede a un alter ego cuando no está presente? ¿Se ha disipado completamente, o puede ver por los ojos de Peeta? Cuando lo vi, y me tiré a los brazos de Peeta y le llamé por su nombre, ¿estaba Pearce por algún lado ahí dentro? ¿Podía escucharme llamándolo? ¿Podía verme?

Sé que tengo que dejar de pensar así. No me va a hacer bien. No puedo sujetarme a la creencia de que Pearce aún existe en algún plano. Tengo que seguir adelante por Willow, nuestra pequeña, con quien le escuché hablar esa noche. En ese momento, Peeta no sabía quién era Willow, así que tenía que ser Pearce. ¿Fue él capaz de escapar de cualquier desierto mental en el que se encontraba perdido, solo con ese único propósito?

¡Ugh! Le dije a Peeta que podía lidiar con esto, pero esas solo eran palabras. Pateo una de las cajas que empaqué y tiro un vaso con vino contra la pared, observando cómo lo poco que queda gotea por la pared gris, dejando una mancha vivida. Tengo que controlarme. Estoy tan agradecida de que Ángela se llevara a Willow esta noche mientras hago esto. Supongo que ella sabía que no iba a ser tan fácil como me lo hizo creer.

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora