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Pov. Peeta


—¿Vienes solo? —dice Helen al entrar a la oficina.

Katniss dijo que vendría a algunas sesiones conmigo, y acordamos que a otras sesiones vendría solo. Helen parece estar de buen humor hoy. Yo desearía estar de mejor humor hoy. Ayer fue uno de los mejores días que he tenido en largo tiempo. Descubrir que tengo los medios y los recursos para hacer cosas buenas y poder comprarle cosas a Katniss y a Willow sin preocuparme cuánto valen, son unas de las cosas que mejor se siente.

Nunca antes lo había experimentado. Mientras crecía jamás me hubiera considerado pobre, mis padres habían tenido la granja desde antes de que yo naciera, y siempre tuvimos dos autos y una casa bonita, pero mis padres me criaron siendo responsable con el dinero porque luego de pagar lo más necesario no había mucho para gastar, e incluso quedaba mucho menos con lo que poder hacer realmente una diferencia en el mundo. Pero ahora eso parece ser posible. Con este dinero, puedo respirar y no pensar en lo mal que han estado las cosas, o en las cosas que no he tenido la oportunidad de hacer porque ahora tengo la oportunidad de hacer más de lo que jamás me imaginé.

Katniss se veía tan hermosa cuando la desperté anoche. Luché conmigo mismo sobre si dejarla dormir o no, pero quería compartir con ella el cómo me sentía, para demostrarle que no todo el tiempo soy el tipo triste. Al ver la manera en que me miraba, no a ellos sino a mí, cómo gemía mi nombre y yacía en mis brazos, solo quise disfrutar el tiempo con mi esposa. E incluso esta mañana, el verla dormir y el hablar con ella sobre lo que nos podría tener deparado el futuro se sintió grandioso, pero entonces sacó a relucir esa canción.

—Pareces estar pensando profundamente, ¿qué te parece si lo compartes? —Me sonríe como una vieja amiga preocupada y dejo salir un profundo suspiro por la frustración.

Es nuestra cuarta sesión juntos y me siento más cómodo con ella, pero algunas veces se siente como si me estuvieran sacando los dientes el contarle a ella. El contarle implica obtener respuestas y las necesito, especialmente con la oportunidad que tengo de hacer las cosas bien. Todo el tiempo que me ha sido arrebatado, valdría la pena si realmente soy capaz de hacer algo bueno. Compensaría el nunca haber podido sacar mi licenciatura en educación, el nunca haber viajado, o cumplir con una decisión tomada.

—Recordé algo —le digo y ella se sienta aún más recta en su silla—. Es una canción que Katniss dice es una de sus favoritas —le explico.

Toma su lapicero y escribe algo en su libreta.

—La toque anoche para ella, y esta mañana me contó que era su canción favorita. Solía ponerla todo el tiempo antes de casarse con Pearce —le digo.

Ella arquea una ceja.

—Quieres decir antes de que se casara contigo —me corrige, y encojo los hombros—. Ya antes has tenido recuerdos.

—Sí, pero antes era como verlo, y esto no fue así. Simplemente lo supe... creo.

Asiente y escribe algo en su Ipad.

—¿Es algo bueno? —le pregunto, y ella me mira con una sonrisa suave.

—Sí, cualquier recuerdo que te viene a la cabeza es algo bueno, el hecho que no lo vieras no es algo por lo que deberías preocuparte. Si acaso, eso muestra que fue compartido —dice felizmente y la miro confundido.

—¿Qué quieres decir?

—Significa que a veces puedes robar recuerdos y otras veces esos recuerdos te los da otra parte de ti mismo —explica.

—¿Te refieres a Pearce o a Peter?

—Exactamente. ¿Cómo te sentiste sobre lo que estabas haciendo? —Se sienta en su silla y espera a que responda.

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