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Pov. Katniss


—¿Qué tú qué? —Effie ni siquiera intentó eliminar lo cortante su voz.

—Solo van a ser tres semanas. No es la gran cosa — digo calmadamente mientras me cepillo el cabello. La verdad es que, estoy muy lejos de estar calmada al respecto. Estoy nerviosa, un poco asustada y ansiosa. Pero no puedo dejar que Effie vea que no estoy segura de esto. Cuando hablé con Peeta de regresar por tres semanas fue tan fácil decir que sí, mirando dentro de esos cálidos ojos azules. Son persuasivos e intoxicantes. Él tiene una manera de convencerte de que hagas lo que quiere, con una tímida sonrisa y ojos brillantes. Le hubiera dicho que usaría un traje de payaso y tacones con tal de estar cerca de él, no parecía complicado en ese momento o que fuera una estúpida idea en absoluto. En ese momento ni siquiera parecía la gran cosa, pero conforme se acerca la hora comienzo a ver el problema. Es un gran problema, y es un muy gran problema para Effie. Ella está golpeando con su pie, con los brazos cruzados sobre su pecho, mientras esta parada en mi habitación.

—No me gusta esto, Katniss. Realmente no me gusta —dice, meneando la cabeza. No debí haber dicho nada, pero no me quiero sentir como un niño que tiene que escabullirse y esconderse, especialmente porque ella luce como si estuviera a punto de castigarme.

—No es necesario que te guste. No se trata de ti, Effie. Esto es lo que creo que es lo mejor para Willow —digo adulantemente.

—¿Crees que no quiero lo mejor para Willow? —pregunta incrédula.

—¿Tú crees que no quiero lo mejor para ella? —pregunto apenas enmascarando el sarcasmo.

—Creo que tu juicio está un poco nublado. Y aquí vamos.

—Creo que deberías abstenerte de involucrarla tanto con Pearce...

—Peeta. Su nombre es Peeta —la interrumpo, y ella rueda los ojos.

—Involucrarla con Peeta hasta que tenga un poco de control de su estado mental. Sabía que esto iba a pasar. Se me acerca para que pueda ver su rostro en el espejo.

—Él no es peligroso, Effie. ¡No me preocupa que la pueda herir! —le digo puntualmente.

—¿Y qué hay de él hiriéndote a ti? —dice firmemente, y dejo salir un suspiro alejando la mirada de la suya.

—Tampoco estoy preocupada por eso —contesto—. No puedes romper algo que ya está roto —murmuro suavemente mientras termino mi trenza y la ato en la punta. Me pongo de pie, y ella me agarra del hombro—. Casi roto. —Ruedo los ojos y me levanto para ponerme los zapatos del gimnasio.

—Aún no estás rota. Puedo verlo en tus ojos. Te conozco, Katniss. Aún no has renunciado a la esperanza.

—¿Qué es tan malo sobre el hecho que aún tenga un poco de esperanza, Effie? ¿Es eso tan malo? —le pregunto, pero sé la respuesta. Solo desearía que alguien me pudiera hacer sentir un poco mejor al respecto. Effie deja salir un suspiro profundo, y sé que ella no será la que lo haga.

Ángela. Le debí haber dicho a Ángela primero.

—Cariño. Has pasado tanto con Pearce... con este hombre. Él te ha hecho pasar por tanto —dice solemnemente, pero tal vez sería mejor si gritara. Cualquier cosa es mejor que su ensimismo. Me hace sentir patética—. Sabes, yo era de las que más los apoyaba a ustedes dos, pero él es mercancía dañada. Está enamorado de otra mujer.

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora