8

90 7 0
                                    

Pov. Katniss


Me encuentro sentada enfrente del gran lienzo delante de mí y lo miro fijamente. Lo mantengo aquí, en mi oficina en la galería, escondido.

Es él.

O ellos. Tres rostros del hombre que amo.

Bueno, en el medio hay un gran espacio en blanco. No sé quién terminara siendo el día de mañana. Ahora el cuadro ya no está tan actualizado porque Peeta se rasuró la mayor parte del cabello esta mañana. No es que pueda culparlo. Cuando Peter comenzó a dejárselo crecer, sabía que era algo que tanto Peeta como Pearce odiarían. Solo que no pensé que lo cortaría del todo en cuanto regresase. Por lo que entiendo, Peeta no recuerda nada mientras está inconsciente. A veces solo obtiene vislumbres de lo que sucede.

No puedo imaginarme cómo debe ser eso. El compartir un cuerpo, una mente con otras personas y ser el último en saberlo todo y el primero en lidiar con los resultados de sus acciones. Probablemente se siente tan impotente en todo esto, es la razón por la que no podría mentirle. No después de todo lo sucedido, todas las mentiras me han dicho, las verdades de las que las personas pensaron que debían protegerme. Peter me pidió que confiara en él, que quiere lo mejor para todos, y le creo. Eso pienso. Al menos eso espero. Es lo que dice y nunca me ha mentido, que yo sepa.

Ayer, cuando Peter me dijo que Peeta iba a volver, fue un momento tan surrealista. ¿Cómo podía saberlo? ¿Cómo puede estar tan al tanto? ¿Es normal que uno de ellos sepa cosas como esa, y por qué Pearce y Peter lo saben, pero no Peeta? No parece justo, pero ¿qué es justo en su caso? Peter no tenía por qué decirme que Peeta regresaría, pero lo hizo y lo aprecio. También fue algo aterrador porque parecía ser algo tan normal y casual en él. Peter no parece procesar las emociones como la mayoría de la gente lo hace, y es refrescante, pero al mismo tiempo también da miedo. A decir verdad, solo me ha dejado más preguntas.

Entonces se terminó en ¿quiero saber todas las respuestas que pueda darme? ¿De quién quiero esas respuestas? Tomo un sorbo de agua y tomo mi lápiz y perfecciono el hoyuelo en la mejilla de Peeta. Oscurezco el color en los ojos de Pearce, y creo la ceja arqueada que Peter normalmente tiene. Miro nuevamente el espacio en el centro. ¿Quién será ese hombre? ¿Qué se perderá en este proceso? ¿Quedará uno de pie o habrá segmentos de los tres? Mi teléfono suena y veo que es él.

Peeta.

—Hola —dice y no puedo evitar sonreír ante la voz que no he escuchado en tanto tiempo. La voz de Peeta es distintiva, incluso cuando está enojado o frustrado todavía mantiene cierta calidez, una frescura que es diferente de la de Pearce y Peter—. Estoy afuera de tu galería. —Me levanto del suelo y me dirijo a la ventana y lo veo de pie allí parado.

—Ya bajo para dejarte entrar. —Tomo la cubierta y la arrojo sobre el lienzo. Cuando abro la puerta, él está parado allí con una sonrisa tranquila, y sus ojos color cielo brillantes me hacen hacer lo mismo. Me aparto para dejarlo entrar. Cuando cierro la puerta, puedo verlo observándolo todo.

—Vaya.

—Es hermoso, ¿no? —digo en voz baja mientras estoy a su lado.

—¿Él lo escogió?

—Sí —digo sonando incómoda. Odio esta parte. Odio que estemos de vuelta en el nivel uno, con una tensión entre nosotros por la que luchamos tan duro deshacer. Echaba de menos a Peeta, y es tan loco que aun cuando conozco mucho a Peter, su falta se siente. Extraño a Pearce, y mientras Peeta está parado frente a mí, no puedo evitar pensar en Peter, el hombre que hizo realidad mi sueño y es lo más difícil de explicar.

—Así que, ¿es Chicago donde piensas quedarte? —Se vuelve hacia mí y mi corazón se aprieta.

—Bueno... yo solo... pensé que también serías feliz aquí. —Estoy confundida. Creí que él preferiría estar aquí en vez de Michigan después de todo lo que sucedió.

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora