9 de Marzo de 2013
Pov. Peeta
Estaciono al llegar a la casa de Delly, quien ya está saliendo por la puerta, su gran bolso de cuero completamente lleno con su laptop, sus libros y el cuaderno. Su cabello ha sido halado en un apretado moño y lentes oscuros cubren sus ojos. Conduce todo el camino hasta la universidad de Michigan, la cual está a dos horas de aquí. Dijo que prefería perder algo de sueño y no dinero pagando habitación y comida ya que la renta es más barata aquí en Madison. Sus padres tienen mucho dinero, pero querían que fuera a la misma universidad que ellos. Cuando no lo hizo, le pagaron los estudios, pero solo eso.
La encontré al final de las escaleras; ajusta su bolso sobre su hombro y se abraza a sí misma.
No puedo ver detrás del tono oscuro de sus lentes; pero sí sé que está evitando mis ojos.
—Hola —digo suavemente. La veo mordiéndose el labio, la primera señal de que está molesta y tiene todo el derecho de estarlo. No la he llamado desde que la golpeó una bomba- cambia-vidas hace menos de cuarenta y ocho horas. Mis ojos bajan hasta su mano y estoy algo aliviado al ver que aún está usando mi anillo. No importa, probablemente me lo tirará después de que le diga lo que tengo que decirle.
—No me llamaste. Dijiste que me llamarías luego de hablar con tus padres —dice igual de suave.
—Lo sé. Lo arruiné —digo, cruzando los brazos sobre mi pecho
—No escuché de ti esa noche o el día siguiente. ¿Y ahora solo te apareces...? —pregunta encogiendo los hombros.
—Rompí mi teléfono. Me emborraché completamente esa noche y dormí todo el día de ayer —admito. Sé que sueno como un idiota, pero no quiero mentirle. Después de todo esto, no se lo merece. La escucho respirar profundamente.
—Vaya. Así que estás tomando lo suficiente como para pasar dormido todo un día cuando usualmente apenas te tomas una cerveza y no contestas tu teléfono o me llamas cuando dices que lo harás. Encima de todo, me dejas en la oscuridad luego de enterarte de información del tipo de las que te cambian la vida. Aun así soy la última en saber. ¡Soy tu prometida Peeta! ¡Debería ser la primera en saberlo! —Me siento un completo idiota.
—Realmente lo lamento, Delly —digo tontamente porque sueno como un tonto.
—Realmente estás arrepentido Peeta. ¡Pero el que lo lamentes no ayuda en nada! Así que, ¿qué ocurrió, ¿qué dijeron tus padres? —pregunta rápidamente.
Dejo salir un suspiro y paso la mano por mi cabello.
—¿DDI, es eso, cierto? —contesta antes de que yo pueda contestar, asiento. Esa es Delly. Siempre un paso adelante. Aunque apuesto a que no adivinará lo que estoy a punto de decirle—. Así que esa mujer, Katniss, es tu esposa —dice riéndose.
—Bueno, es de Pearce. Pearce fue el que se casó con ella —digo, intentando distanciarme de la decisión tanto como es posible. Se quita los lentes y su mirada asesina hace que quiera esconderme.
—¿Así que no te vas a hacer responsable por nada de esto? —pregunta.
—No me estoy quitando la responsabilidad. Solo quiero que entiendas. Pearce. Pearce se casó con ella. Yo no tengo idea de quién es. Te amo. ¡Quiero casarme contigo!
Esta callada. No sé qué es peor, sus gritos o su silencio.
Me acerco, ella se aleja. La estoy perdiendo. Puedo sentirlo y aún no le he dicho que tengo una hija.
—Estoy intentando comprender. Realmente, realmente lo estoy. Pasé horas en línea buscando al respecto. Incluso me topé con este grupo de apoyo en línea para las personas con tu condición. —Sus ojos se están llenando de lágrimas—. Esto es tan... —Suspira—. Sé que esto no es tu culpa y que no es algo que quisieras, pero estoy teniendo un duro tiempo aceptando esto —dice y se aclara la garganta.
—Lo sé, solo imagínate cómo me siento. —Río y sonríe con los labios apretados—. Si esto es demasiado Delly... no te culparía si es demasiado para ti —digo, sentándome en su porche.
—Peeta, si se tratase de alguien más, no les creería. Pero se trata de ti. Eres una de las personas más cariñosas, desinteresadas y honestas que conozco —dice, sentándose a mi lado. Aunque puedes ser un bebé grande a veces. —Se ríe, — Y yo también... bebé.
Ugh. Volteo a verla, se volvió a poner los lentes.
—Voy a la universidad temprano para estudiar para mi examen de mañana —dice—. Iba a pasar la noche con Kaylie, pero puedo volver en vez de eso —continúa, y froto la parte trasera de mi cuello.
¿Cómo digo esto? Tengo que decirle. No le puedo esconder esto. ¿Cuál es la mejor manera de decirlo? Sé que no querría un largo discurso. Se está parando, hago lo mismo. Me envuelve en sus brazos, ¿qué digo? La levanto por la cintura y la sostengo cerca, como si fuera la última vez. Estoy noventa por ciento seguro de que será la última vez que seré capaz de sostenerla de esta manera.
—Peeta, vamos a hacer que funcione. Vamos a encontrarte los mejores doctores y grupos de ayuda y lo superaremos. Al menos ahora sabemos con qué estamos lidiando. Ese matrimonio no puede ser legal —dice confiadamente. La bajo y toma mi rostro entre sus manos. Por esto es por lo que la amo. Es capaz de sacarme de mi autocompasión.
Cuando conocí a Delly, fue de camino de una de las citas con el doctor de mi mamá y las noticias no eran buenas. Todos habían estado consintiéndome y caminando sobre cascaras de huevo a mi alrededor por todo lo que estaba ocurriendo. Incluso Lisa no podía llegar a mí, pero Delly si pudo. Quito la mirada de ella y solo dejo que salga.
—Katniss. Ella tiene... —Sus cejas se levantan. Sé que la próxima oración fuera de mi boca lo va a cambiar todo—. Ella tiene una hija. —Tan pronto como las palabras dejan mi boca, sus ojos se agrandan y su boca cae abierta. Su expresión está en blanco, completamente en blanco, pero ella suelta mi rostro y da un paso atrás.
—¿Qué? —pregunta y su voz se rompe—. No. —Cubre su rostro, su expresión se derrumba—. ¿Es... es tuya? —me pregunta, estabilizándosele la voz. Miro hacia otro lado—. ¡Oh! ¡Lo siento! ¿Es de Pearce? —dice, usando comillas con los dedos.
—Lo lamento. —Sé que no ayuda, pero es cierto. Es lo único que sé decirle a ella.
—Claro que lo estás —dice, asintiendo—. ¿Pero no puedo enojarme contigo, cierto? ¡Porque no eras tú o eras tú! —Comienza a reírse, pero lágrimas están cayendo por su rostro—. Y... yo no puedo lidiar con esto ahora. —Cubre su rostro y comienza a sacudir su mano—. Tengo que irme.
Pasa a mi lado hacia su auto.
—¡Delly, háblame! —Agarro su muñeca y me la quita de un tirón. En un instante su mano derecha encuentra mi rostro. El ardor de la bofetada ni siquiera me distrae del dolor en sus ojos.
—Lo siento —dice inmediatamente después—. Necesito tiempo. Solo dame algo de tiempo —dice, su mirada fija en la mía solo por unos segundos antes de que se dé la vuelta, se meta en el auto y se marche.
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Pedazos
Romance¿El amor lo puede todo? ¿Realmente se conoce a la persona con quien vivimos y amamos?