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PRESENTE


Pov. Katniss


—Supe que amaba a Gwen la primera vez que me cocino costillas de cerdo y puré de papas. —Se ríe el señor Mellark, sosteniendo a Willow mientras la señora Mellark comienza a arreglar la mesa del comedor.

—Se enamoró de mi comida, Katniss —dice felizmente.

—Como luce también tuvo un poco que ver. —Se ríe.

Me río, tomando un sorbo de té helado. Dios, este tipo es tan diferente a como ha sido estas últimas semanas. En realidad es gracioso, si me atrevo a decirlo es encantador, y no un completo idiota. Ha estado contando historias y chistes la última hora mientras la señora Mellark cocinaba. Realmente no me había dado cuenta que no he tenido noticias de Peeta en un buen rato hasta que recibí un mensaje de Lisa diciendo que la llamara LMPP (Lo más pronto posible).

—Disculpen —digo levantándome de la mesa pero cuando lo hago Peeta entra a la cocina.

—¡Ahora podemos comer! —Se ríe su padre. Peeta sonríe ampliamente, pero está tenso.

—Hice la comida favorita de tu padre. Costillas de cerdo y puré de papas —dice Gwen felizmente. Todo lo que cocina es la comida favorita de Peeta.

—Grandioso —dice, besándola en la frente y entonces se dirige a la cocina. Lo sigo.

—Entonces... —pregunto, mirándolo lavarse las manos.

—¿Qué ocurre? —pregunta rápidamente.

—¿Cómo te fue con Lisa? —Voltea a verme y noto que su ojo tiene un tic.

—¿Hablo Lisa contigo sobre lo que quería decirme? —pregunta mientras continúa lavándose las manos.

—Eh, no. Intente hacer que me lo dijera, pero no lo hizo —le digo, y solo asiente—. ¿Qué ocurrió? —pregunto, notando que aún se está lavando las manos.

—Oh, todos hablaremos después de la cena. Creo que es lo mejor —dice rápidamente, aún lavándose las manos.

—Creo que tus manos están lo suficientemente limpias. —Me río pero continúa lavándose las manos, sus ojos no dejan sus manos—. Peeta —digo y notando que ni siquiera está prestándome atención—. ¡Peeta! —digo más firmemente y lo toco. Su cabeza se voltea de golpe hacia mí.

—Me porte mal —dice cerrando el grifo. Se voltea hacia mí y me besa. Al principio es suave y dulce pero después comienza a agárrame del trasero y arrinconarme contra el mostrador y me sube en él. Lo alejo un poco.

—¡¿Pearce?! —le pregunto frenéticamente y él resopla.

—Nop. Solo que siempre quise hacerlo en la cocina. —Encoge los hombros.

—Tus padres están justo en la otra habitación con nuestra hija. —Me río y él sonríe, dejándome sobre el mostrador extremadamente confundida. Intento poner en orden mis pensamientos cuando Aiden llama a la puerta de la cocina. Salto del mostrador y abro. Él está de pie ahí con las manos sobre sus rodillas como si hubiese corrido todo el camino hasta aquí.

—¿Estás bien? —le pregunto, y asiente intentando recobrar el aliento.

—¿Y-ya llego Peeta? —logra jadear.

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora