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8 de Marzo de 2011

Pov. Katniss


—¿Cómo sabes si está bien, Dexter? ¿Por qué no está contestando mis llamadas? ¡Estoy a punto de llamar a los jodidos policías! —digo frenéticamente al teléfono mientras camino de un lado al otro. Su tono de voz me está haciendo enojar. Él está calmado y entretenido, al parecer imperturbable. Mientras yo estoy perdiendo la razón.

No he visto o escuchado de Pearce por cuatro días. No responde a mis mensajes de texto o mis mensajes de voz. Traté de hacerme la tranquila al principio. No quería verme como la aburrida y loca esposa. Especialmente desde que este es su segundo viaje desde que nos casamos.

Día uno: No lo llamé en todo el día, bueno, no por un largo rato, de cualquier manera. Eventualmente, sí quise asegurarme de que él había llegado a donde se dirigía. Le mandé un mensaje, que no respondió. Así que lo llamé esa noche. No hubo respuesta. Y lo llamé de nuevo y el teléfono fue directamente al buzón de voz.

Día dos: Lo llamo de nuevo, como cualquier persona racional haría, pero el teléfono sigue apagado y las llamadas van directo al buzón de voz.

Día tres: Sigue enviándome directo al buzón de voz, ¿y se supone que esté bien con ello? No sé dónde estará o si está bien. ¿Solo tengo que dejarlo pasar? Él no está en el jodido ejército. Estoy segura que donde quiera que esté hay un toma corriente para cargar su teléfono si la batería de este murió.

Día Cuatro: Le estoy gritando a Dexter, sé que no es su culpa pero ya que no se está tomando esto en serio consigue que le grite antes que a Pearce. Según Dexter toda esto es malditamente normal. ¡Nada de qué preocuparse! Bueno, si no ocurre nada malo, Pearce definitivamente va tener algo por qué preocuparse cuando regrese a casa.

—Katniss, te puedo asegurar que Pearce está bien. Esto es lo que él hace —dice Dexter—. No va a responder todas tus llamadas, si algo malo ocurriera lo sabría y tú serías la primera persona en saberlo —reitera él. En realidad él sería la primera persona en saberlo lo que me haría a mí la segunda pero no voy a hondar en ese punto ahora.

—No espero que él conteste todas mis llamadas pero espero saber de Pearce al menos una vez después de cuatro días. ¿Cómo es que tú te puedes comunicar con él y yo no? Yo estoy...

Corto la oración ahí cuando escucho la puerta principal abrirse y a Pearce entrar.

—No importa—digo y le cuelgo abruptamente. Dexter no es la persona que merece mi interrogatorio o posible ira, depende de la explicación que su mejor amigo me dé pero no me importa en este momento. Pearce entra con su bolso en el hombro y lo deja caer al suelo. Cuando me ve, una gran sonrisa aparece en su rostro. No debe estar leyendo correctamente mi expresión en absoluto, la cual se encuentra entre preocupada y molesta.

—¡Oye hermosa! —dice Pearce, halándome hacia él. Le permito besarme brevemente en los labios, pero después lo empujo suavemente. Se ve desconcertado por mi reacción. Oh, es que pronto lo va a entender.

Le doy una palmada en el pecho y le toco el rostro, mirándolo desde varios lados.

—Empieza hablar —digo con las manos en mis caderas.

Él saca la lengua y un segundo después me agarra y lame mi mejilla, lo empujo de nuevo, obligándome a no reír. Sigo enojada y sus pequeñas travesuras no van a funcionar hoy.

—Si quieres jugar al doctor, solo tienes que decirlo —dice, apretando mi trasero. Le doy una palmada en su mano.

—No. Estoy tratando de ver qué diablos está mal contigo. Tiene que haber algo, ya que no hablé contigo por cuatro días —digo secamente, con mis brazos cruzados sobre mi pecho. Él mira al techo como si estuviera aburrido por mi discurso—. ¡¿Hola?! —digo, irritada por su actitud despreocupada.

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